Señor Director:
En columna de ayer y a propósito de algunas de las cifras de un útil reporte de la OCDE, Felipe Larraín y Oscar Perelló concluyen que la carga tributaria en nuestro país estaría apenas dos puntos del PIB por debajo del promedio de los países desarrollados. Central en su argumentación es que excluyen las contribuciones de seguridad social, como si esos recursos no cumplieran ningún rol.
Sin embargo, estas contribuciones juegan un rol relevante en la redistribución de ingresos que logran los países desarrollados; excluirlos sin más nos parece una equivocación. De hecho, el mismo informe OCDE señala textualmente: ‘debe señalarse que la exclusión de las contribuciones de seguridad social de la razón impuestos a PIB representa un enfoque analítico poco ortodoxo, que puede no ser muy informativo e incluso podría ser engañoso’.
Como la idea de ignorar la seguridad social es extendida en un sector de economistas y es considerada un error por otro, pensamos que hay que buscar otra comparación. Proponemos poner atención en la carga tributaria total de Australia y Nueva Zelandia. El primero tiene un sistema de capitalización individual y el segundo uno basado exclusivamente en una PGU.
El informe de la OCDE da cuenta de que cuando Australia alcanzó nuestro nivel de ingreso per cápita, su carga tributaria era 22,5%. En el caso de Nueva Zelandia fue 30,0%. El promedio de ambos, de 26,2%, es un punto focal útil, sugiriendo que la brecha actual de Chile respecto de países OCDE estaría en torno a 5%. Por cierto, el costo de cerrar esta brecha de manera apresurada es otro tema importante y la experiencia de Australia y Nueva Zelandia, donde la carga tributaria creció en torno a 3% en la década siguiente a cuando alcanzaron nuestro nivel de ingresos, también puede ser relevante.
Nos parece que sería razonable el objetivo de aumentar nuestra carga tributaria (excluyendo la seguridad social) en 5pp en una década.