
Los resultados del reciente Censo vienen a confirmar la tendencia al envejecimiento que está experimentando Chile desde hace un tiempo. Si en 1992 había 22 personas de 65 años o más por cada 100 personas de 0 a 14 años, hoy hay 79. Así, un 14% de la población tiene 65 años o más hoy. En 1992 era algo menos de un 7%.
Detrás de ello hay factores sociales, culturales, económicos y biológicos que han afectado tanto la fecundidad como la esperanza de vida de la población en el país. Esta tendencia requiere atención porque tiene, y está teniendo, múltiples impactos.
Por un lado, se ha enfatizado lo fiscal. Los costos de las pensiones solidarias serán crecientes, así como también el gasto en salud de no invertir lo suficiente en prevención. La contraparte, posiblemente, sea un menor gasto en educación, aun cuando, en vez de recortar, quizá esta sea una oportunidad para lograr mayor calidad. De cualquier modo, ¿de dónde obtendrá más recursos un Estado que ya está presionado por consolidar las finanzas públicas?
También se ha enfatizado la necesidad de invertir en cuidado. Los requerimientos de cuidar a personas mayores son distintos de los de cuidar a niños y niñas. Por cierto, un trabajo de prevención en salud de modo de retrasar la necesidad de cuidado de estas personas tiene que ser parte central de una estrategia integral.
Asimismo, se ha hablado de infraestructura. Las viviendas, las calles y el acceso a servicios, por ejemplo, tienen que modificarse. En efecto, no es lo mismo una vivienda donde viven cuatro personas, típicamente dos adultos y dos menores como hace un tiempo, a una habitada solamente por una persona mayor. La vivienda que se ofrece con apoyo estatal, la infraestructura urbana y los espacios públicos, también deben reconocer estos cambios demográficos.
Finalmente, a mi juicio, se ha hablado menos de lo que la nueva demografía significa para nuestra capacidad de crecer. Es evidente que la tasa de crecimiento potencial de Chile viene reduciéndose desde hace ya más de dos décadas. Ello se debe a múltiples factores, pero uno que no se nombra con suficiente frecuencia es justamente el cambio en la demografía.
El crecimiento de un país está mecánicamente atado a la inversión y a la expansión en la productividad y el empleo. En los últimos 15 años, el empleo en Chile explica cerca del 40% del crecimiento total de la economía. Una parte relevante de aquello se relaciona con el llamado “bono demográfico,” esto es, con la fracción creciente de la población que está en edad de trabajar. Los resultados del Censo muestran que ese “bono demográfico” se está acabando.
Ello no significa que el empleo no pueda seguir expandiéndose y aportando al crecimiento de la economía. Chile aún puede integrar a más personas al mercado laboral, en especial al formal, contrarrestando los efectos del cambio demográfico.
En particular, ampliar la participación laboral femenina es crucial. Como es bien sabido, las responsabilidades domésticas aún impiden que muchas mujeres, especialmente aquellas con menor nivel educativo, consigan empleos formales. Ampliar las opciones de cuidado infantil, tanto en disponibilidad como en asequibilidad, marcaría una gran diferencia. Una mayor flexibilidad en los acuerdos laborales formales también puede ayudar.
También ayudaría revisar barreras estructurales al empleo formal. Muchas personas tienen dificultades para acceder a estos trabajos debido a una educación insuficiente, la lejanía de las viviendas sociales y un transporte público no siempre adecuado, además de la falta de apoyo para el cuidado.
En mi opinión, también debemos replantear la jubilación. Algunas personas podrían y trabajarían más tiempo si existieran los incentivos adecuados. Algo de ello hay en la reforma previsional recientemente legislada, al ofrecer beneficios que premian los años cotizados.
El envejecimiento poblacional trae múltiples desafíos. Uno central es su impacto en la capacidad de la economía de crecer. Felizmente, aún tenemos espacio para contrarrestar los efectos del fin del “bono demográfico” en el empleo. Conocemos las limitaciones que debemos abordar y tenemos herramientas para avanzar.