¿Cómo aprovechar el súper ciclo del litio?
15 de septiembre de 2022
Los precios del litio han escalado a niveles inesperadamente elevados. Esto le ha permitido al Estado chileno captar rentas económicas impensadas, asociadas a la explotación de este recurso natural. Estamos viviendo un super ciclo del litio, derivado de la aceleración del crecimiento de la electromovilidad.
La consultora McKinsey proyecta que la demanda global crecería entre 2022 y 2030 a una tasa de 25% anual, pasando la demanda estimada de 650 mil toneladas de carbonato de litio equivalente (CLE) a 3,5 millones. El estudio estima que, con los proyectos en cartera y tecnologías existentes, en el mejor de los casos la oferta podría crecer a un 20% al año. Satisfacer el crecimiento proyectado de la demanda requeriría el ingreso de nuevos proyectos y cambios tecnológicos para la extracción de litio en las operaciones en salares.
Las proyecciones expertas de crecimiento de la oferta aparecen demasiado optimistas sobre el cumplimiento de los planes de expansión. Esto, en parte, explica el desajuste entre la oferta y demanda que ha llevado el precio spot a subir más de diez veces por sobre el precio de 2020. La escasez de litio se estima se mantendrá durante esta década. No obstante, con posterioridad, debido a la abundancia del recurso, el avance tecnológico y el reciclaje de baterías, se generaría suficiente oferta, de modo que el precio caería al nivel de los costos de largo plazo de los productores marginales.
Existe una ventana de oportunidad para más que duplicar la producción de litio en el Salar de Atacama y permitir que el Estado aumente la captación de recursos extraordinarios por algunos años que pueden exceder el 2% del PIB, hasta que se ajusten a la baja los precios. Ello requiere inversiones cuantiosas y modificar las tecnologías de extracción para lograr la sustentabilidad hídrica de la cuenca del Salar.
La CORFO tiene contratos con Albemarle y con SQM Salar. Albemarle tiene un contrato con un plazo suficiente para innovar en las tecnologías de extracción de salmuera y así reducir el impacto hídrico de su operación y expandir la producción. SQM Salar, donde está más del 80% de las reservas del salar, no tiene el horizonte contractual que le permitiría realizar las inversiones para más que duplicar su producción e innovar en las tecnologías de extracción de litio.
Así, el Estado tiene dos opciones: dejar pasar la oportunidad de aportar a las arcas fiscales recursos significativos adicionales y esperar a que el contrato expire en 2030; o bien renegociar los contratos, creando una nueva empresa en que el Estado se asocia con SQM
Salar, aportando esta los activos asociados a la operación en el salar y el Estado capitaliza los beneficios de la expansión del contrato.
Considerando la historia de incumplimientos normativos y éticos de esta empresa, para hacer viable esta propuesta se requerirían cambios muy profundos que garanticen los más altos estándares de cumplimiento y buen gobierno corporativo para dar certezas a la sociedad chilena de que este proyecto aportará gran valor al país, sin comprometer sus activos ambientales.