Esta semana, desde Espacio Público y junto con IPSOS hicimos entrega de la quinta encuesta del proyecto: ¿Cómo vemos el proceso constituyente? Esta iniciativa ha buscado dar seguimiento a las percepciones de la ciudadanía a lo largo de este proceso. La riqueza de contar con cinco mediciones, las cuales han fotografiado diversas circunstancias, permite ir comparando los distintos momentos, tanto con sus cambios como con sus continuidades.
Una de las variaciones destacables han sido los sentimientos que evoca el proceso constituyente. Si bien la esperanza y la alegría han sido los sentimientos predominantes desde el inicio, éstos tuvieron una baja importante en la medición realizada entre el 17 y 31 de marzo, lo que coincide con tiempos álgidos de la discusión de normas. En esta última entrega, la esperanza y la alegría tienen una leve recuperación, sin embargo, siguen estando lejos de las mediciones realizadas durante el 2021 y enero de 2022. Las expectativas de cambio también han variado. Ante la pregunta si usted cree que la nueva Constitución traerá cambios muy positivos, positivos, muy negativos o negativos para los próximos 10 años, las preferencias están bastante reñidas. Mientras que un 48% tiene una visión positiva sobre el impacto de la nueva Constitución en el futuro de Chile, un 44% mantiene una visión negativa. Quienes tenían una visión muy optimista, tuvieron una baja considerable en la medición de marzo, aunque se vislumbra una leve recuperación.
Por el lado de las continuidades, hay una preferencia mayoritaria por los acuerdos. Existe un deseo mas no una constatación de realidad sobre la importancia de llegar a acuerdos, aunque implique ceder o derechamente perder con mi postura. El deseo de que los y las convencionales lleguen a acuerdos han estado en un 77%, 79% y 81% considerando las últimas tres mediciones. Por el contrario, la evaluación de que los convencionales no han cedido de sus posiciones se ha mantenido alta.
Por último, hay una alerta que no solo debe ser considerada para el diseño de las campañas, sino que fundamentalmente para el proceso político que se inició en nuestro país el 4 de julio de 2021. El nivel de información sobre el proceso constituyente es mayor en los grupos socioeconómicos más altos, y por lo mismo, el nivel de interés sobre este proceso es considerablemente menor en los grupos con menores ingresos. Un aspecto destacable en la conformación de la Convención fue que logró reunir a grupos históricamente excluidos del poder, y con ello de las decisiones relevantes del país. Sin embargo, aquello no ha revertido que ciertos grupos se sientan distantes de esta discusión, y si bien hay que considerar que el proceso constituyente no logrará remediar carencias estructurales de nuestra convivencia, si puede ser un punto de partida para trabajar arduamente en la reconstrucción de lazos sociales, confianzas interpersonales e institucionales y acuerdos que permitan una noción de bien común.