El Gobierno enfrenta un dilema complejo con las cifras de empleo del INE. Puede intentar ‘corregirlas’, en línea de los anuncios de su director en entrevista del sábado. Pero si lo hace, puede abrir un debate sobre si los cambios son los correctos, incluso si hay manipulación. Sin una revisión de los últimos años y un empalme adecuado, la discusión solo empeorará, como la que hubo con el Censo 2012. No nos parece que sea el camino adecuado. Son muchas las ocasiones, en gobiernos de distinto color, en que se han hecho cambios sin el rigor necesario.
Para aliviar este dilema, el Gobierno debería, primero, nombrar una comisión experta transversal para validar los cambios. Segundo, mostrar compromiso con un INE independiente a través de priorizar el proyecto de ley respectivo de 2013 (que parece razonable en contenido) y de entregarle más recursos a la institución.
Las cifras de empleo merecen reparos, pero no se debería avanzar si no estamos seguros de que concitarán amplio acuerdo y no queda espacio a duda de oportunismo estadístico. Nombrar una comisión, mientras el proyecto del INE independiente no esté aprobado, nos parece un requisito mínimo. Para continuidad estadística, un buen empalme es esencial. No creemos que esto se pueda resolver adecuadamente en unas pocas semanas.
Es imprescindible cuidar la credibilidad y calidad de nuestras estadísticas.