Un ámbito central de las políticas anticorrupción es el que puede proporcionar una efectiva participación ciudadana. El principio que está detrás de las normas de transparencia es que generan un clima de integridad, pues exponen a la ciudadanía irregularidades o errores en la función pública. Esto produce, por una parte, que los funcionarios y autoridades públicas eviten cometer estos errores o irregularidades, y por otra, que la ciudadanía actúe como un órgano fiscalizador o de control. El problema es que la ciudadanía muchas veces no sabe cómo ejercer ese rol, o bien desconfía de las acciones que lleven a cabo las instituciones públicas a partir de una denuncia.
Las cifras entregadas por la Contraloría dan cuenta de la importancia que ha tenido la participación ciudadana, al constatar que el 44% de las acciones fiscalizadoras de este órgano de control en el último año ha surgido a partir de denuncias de los ciudadanos a través del portal web Contraloría y Ciudadano. Desde la implementación de este portal en el 2013, la Contraloría ha iniciado 5.443 actividades fiscalizadoras a raíz de denuncias ciudadanas, y otras tantas acciones relacionadas con su quehacer.
La ciudadanía tiene un rol central en la prevención y el control de la corrupción, en la detección y denuncia de actos que deben ser investigados por los órganos competentes. La buena noticia que nos da la Contraloría con estas cifras es que las denuncias que se han realizado a través del portal Contraloría y Ciudadano no terminan archivadas sin mayor trascendencia; todo lo contrario, no sólo generan acciones sino también permiten orientar el trabajo de fiscalización de esta institución.