Habiendo transcurrido más de un año desde la elección presidencial, solo uno de cada cuatro republicanos acepta que Joe Biden es el legítimo Presidente de los Estados Unidos (Los Angeles Times, diciembre 16, 2021). Esto, a pesar de que la supuesta evidencia de fraude esgrimida por el candidato perdedor ha sido desacreditada en múltiples auditorías e instancias legales.
Luego del asalto al Capitolio del 6 de enero de este año, alentado por las denuncias de fraude, uno hubiese esperado que la dirigencia del Partido Republicano reconociera el triunfo de Biden. Desgraciadamente no ha sido así y han optado por exacerbar la polarización y seguir con el fraude del fraude, promoviendo cambios legales que debilitan el sistema electoral estadounidense.
Nadie debiera querer que suceda algo similar en Chile. Ni quienes hoy voten por Boric, ni quienes hoy voten por Kast, ni quienes hoy voten en blanco o nulo, ni quienes opten por no votar. Desgraciadamente, hay algunos indicios preocupantes y depende de todos que cualquier atisbo para poner en duda los resultados de hoy en la noche no prospere.
‘Cabros, vayan y hagan trampa’, afirmó este viernes Sebastián Izquierdo, imputado de amenazas y lesiones menos graves producto de los violentos incidentes que protagonizó en una marcha del Rechazo, atacando a personas, periodistas y locatarios del sector de Providencia. El ministro del Interior condenó el llamado prontamente, al igual que el comando de Boric. Al momento que redacto esta columna (viernes, 2:00 p.m.), el comando de Kast no se ha pronunciado.
Existe una campaña para desprestigiar el proceso electoral que debe preocuparnos. Sebastián Cristi, quien fuera candidato a diputado del Frente Social Cristiano por el distrito 25, subió un video a redes sociales poco después de la primera vuelta titulado ‘El Servel debe responder ante el F-R-A-U-D-E’, donde a partir del caso de una mesa donde se digitaron mal los resultados y el error se corrigió transgrediendo los protocolos del Servel, hace generalizaciones que no tienen base. Es inevitable que haya unas pocas mesas donde no cuadran los resultados (la suma de las votaciones por los candidatos y blancos y nulos no es igual al total de votos) y otras donde se cometen errores al digitar las actas. Si hay indicios de que el cúmulo de errores es tal que pueden afectar el resultado electoral, se justifica recurrir a las instancias pertinentes. Pero si no es así, que es lo que ha sucedido en todas las elecciones presidenciales, le hace un daño enorme a la legitimidad de nuestra institucionalidad electoral cuestionar el resultado.
A mi juicio, José Antonio Kast ha sido ambiguo en este tema. En una entrevista en ‘Mesa Central’ la noche de las primarias de Chile Vamos, afirmó que ‘siempre hay fraude’. Cuando el periodista le recuerda la estrategia de Trump y le dice que una cosa es defender cada voto y otra es cuestionar al sistema electoral diciendo que hay fraude, responde ‘lo he dicho antes’, agregando que ‘es grave lo que estoy afirmando’.
El jueves de esta semana Kast moderó un tanto su posición: ‘Más que fraude, puede haber errores. Y un voto por mesa puede cambiar el destino de la elección, en Chile tenemos 45 mil mesas y un voto por mesa, puede hacer que gane uno y otro’.
Un poco de probabilidades sirve para poner en contexto la afirmación anterior. Hay dos tipos de errores: los intencionales y los no intencionales. Los vocales de mesa y los apoderados están para evitar los primeros; la legislación es clara sobre los criterios que debe cumplir un voto para ser contabilizado, de modo que su tarea no es tan difícil.
Respecto de los errores no intencionales, en general son pocos y, más importante, no favorecerán sistemáticamente a un candidato, de modo que tenderán a cancelarse. Un voto equivocado por mesa (que ya es muchísimo) equivale a lanzar una moneda 46 mil veces y contar cuántas caras y cuántos sellos salen. No serán exactamente 23 mil caras y 23 mil sellos, pero andará cerca, de modo que la diferencia entre caras y sellos será inferior a mil con toda seguridad. Esto significa que aun si el conteo de votos hoy en la noche da una ventaja de apenas 2.000 votos a uno de los candidatos, un voto equivocado por mesa no cambia el resultado de la elección.
Chile tiene una larga tradición de elecciones presidenciales impecables, con una institucionalidad electoral ejemplar y con un presidente electo que los candidatos perdedores reconocen la noche de la elección. Hoy termina la campaña electoral más polarizada desde el plebiscito de 1988, es importante que mañana comience un camino de reencuentro en nuestras diferencias, donde el futuro presidente y el futuro Congreso trabajen desde ya para resolver los problemas urgentes que enfrentamos. Cuestionar el resultado electoral de hoy, emulando la estrategia de Trump, es el camino equivocado.