Esta semana se reinician las campañas a la convención constitucional, algo que parece olvidado entre la contingencia de la pandemia, las volteretas del retiro de pensiones y la crisis política y social autoinfligida en que está sumido el gobierno. Pero, sin embargo, la decisión del 15 y 16 de mayo tendrá consecuencias claves para el desarrollo futuro del país.
El abrumador deseo por una nueva Constitución es inconsistente con la mantención del statu quo. Por más que a algunos les guste el gatopardismo, resulta peligroso pensar que nos embarcaremos en una discusión nacional sobre nuestros valores e institucionalidad para terminar en lo mismo. Sin embargo, ese pareciera ser el espíritu con que el oficialismo se enfrenta al proceso.
Partamos por revisar la reciente performance alrededor del tercer retiro de fondos de las AFP. Todos los sectores, salvo algunos afiebrados, coinciden en que lo ideal no es que sean los mismos trabajadores quienes paguen por los costos de la crisis. Pero también hay coincidencia en la oposición, y en sectores amplios del oficialismo, que la demora y burocracia que ha tenido el gobierno con sus ayudas han hecho propicio el escenario para echarles mano a los fondos previsionales. Sin embargo, en pleno proceso de tramitación del proyecto, fue el oficialismo el que no quiso apoyar la versión de la reforma que hubiera evitado el paso por el Tribunal Constitucional. Con ello, mostraron hacia afuera que estaban a favor de una medida ampliamente popular, pero en realidad lo hicieron con elástico.
Por si eso fuera poco, después de toda la tramitación y de mostrarse indignados en los medios por la decisión del gobierno de no apoyar el tercer retiro, ayer aparece la derecha en pleno en La Moneda presentando un proyecto que busca lo mismo, semanas más tarde de lo que la gente lo necesita y con la letra chica de una reforma de pensiones camuflada. Al final, llegaremos a lo mismo, pero las familias deberán esperar más por la porfía del sector. El único partido que se restó de la cita, Evópoli, es el que votó alineado en contra del retiro; siempre hay algunos que hacen un deporte de ir en contra de todo.
Por si eso fuera poco, no podemos olvidar que en la misma lista a la convención conviven los supuestos miembros de la “derecha de hoy que no fue la que hizo el Golpe de Estado” con el pinochetismo declarado del Partido Republicano. Un compromiso irrestricto, en la medida de lo posible.
Si en la dirigencia de la derecha pareciera no haber mayor interés en encarnar los anhelos detrás del Apruebo, la pregunta es si la oposición, en particular los sectores progresistas, estarán dispuestos a ello. Y es que la carga de la prueba está en su lado, luego de ser incapaces de promover una coordinación electoral razonable. Al menos en las palabras, pareciera haber interés en un nuevo pacto social, más democrático y justo. Esa es precisamente la opción de mayo: entre la mantención del actual sistema o la construcción de uno nuevo, imperfecto, pero compartido.