Las crisis polarizan y ello impide avanzar. Como organizaciones civiles, proponemos cinco consensos a los cuales adherir, para tener un punto de partida común, desde los cuales podremos proyectarnos.
1.- Las violaciones de DD.HH. son siempre inaceptables, en cualquier contexto. Debe existir una acción más enérgica del Estado, tomando todas las medidas para evitarlas y, cuando ocurren, hacer efectivas las responsabilidades políticas y penales.
2.- ¡Las demandas sociales son legítimas! Es necesario asegurar una base de justicia social, que permitan una convivencia en paz. Nuestro modelo de desarrollo no reconoce la dignidad de todos y todas, esto es una violencia cotidiana que miles de personas experimentan, varios derechos humanos no se garantizan, las asimetrías de poder son brutales, hay abusos dolorosos, discriminación y exclusión y el origen condiciona fuertemente las posibilidades de los chilenos.
3.- La violencia genera miedo, paraliza, necesitamos detenerla. Los saqueos, los incendios, los daños a la propiedad pública y privada, son delitos y se tienen que perseguir como tales. Se deben analizar las causas de esa violencia, pero lo primero es tomar medidas para prevenirla y perseguir responsabilidades penales.
4.- Debemos solucionar la crisis en la institucionalidad vigente. La buena política que requerimos necesita instituciones y partidos para desenvolverse, generosidad, valentía y humildad para presentar propuestas al país y crear condiciones para la participación ciudadana.
5.- El acuerdo Constitucional no es perfecto, pero es bueno, y se deben buscar mecanismos para convocar a más actores políticos. A esto se debe sumar una agenda social con foco en la distribución de riqueza y poder. Necesitamos una agenda más estructural, no solo cambios dentro de un sistema y propuesta de sociedad que fracasó. Los municipios y la sociedad civil son claves para darle legitimidad a cualquiera, tanto para el proceso constituyente como para la agenda social.