Sobre el sistema de pensiones se ha discutido mucho en el último tiempo. El tema suele presentarse fraccionado en el debate público: por un lado, se discute a nivel político, con diagnósticos y propuestas centradas en el fin de las AFP; por otro, se entregan argumentos de corte técnico que promueven la defensa del actual sistema y su profundización. Para ordenar la conversación, y hacer que sea más comprensible para todos quienes no somos expertos en el tema, Espacio Público ha lanzado una Propuesta de Política Pública que realiza un completo diagnóstico de la situación, y establece algunos principios para orientar la evaluación de las propuestas que están en juego.
En el diagnóstico, se establece que el nivel de las pensiones actuales es insuficiente, sobre todo para los grupos medios -que no cuentan con la cobertura del aporte del pilar solidario- y las mujeres, por las características de sus trayectorias laborales. En segundo lugar, el actual sistema tiene pocos elementos de un verdadero “sistema de seguridad social”, que ofrezca protecciones y certezas a los grupos más vulnerables. En tercer lugar, el sistema actual tiene una baja legitimidad, lo que vuelve inviable en el mediano plazo su mantención.
La baja legitimidad está dada por la sensación de engaño que experimenta la población ante la promesa incumplida de las pensiones que supuestamente se entregarían, por su origen en dictadura, por la sensación de abuso que provoca un funcionamiento sin condiciones de competencia real, y la sensación de expropiación que sentimos los cotizantes al perder el control sobre nuestros aportes al sistema.
Estos problemas deben ser el punto de partida de cualquier propuesta sobre las pensiones en Chile, pues en ellos radica la fuente de insatisfacción que estamos viviendo los chilenos en la actualidad, y las claves para el diseño de un sistema que sea sólido, se ajuste a las expectativas y sea sostenible en el tiempo.