El último Estudio Longitudinal de Empleo de la UC muestra que en doce meses se han perdido 2,3 millones de empleos, con lo cual la tasa de ocupación alcanzó apenas a 42,3% de la fuerza de trabajo. La pérdida de empleo por la pandemia tiene un marcado sesgo de género, de un 28% en el caso de las mujeres, y de un 23% para los hombres. El Gobierno ha anunciado un plan fiscal que contempla una combinación de aumento de inversión pública por US$ 4.500 millones y un subsidio al empleo de US$ 2.000 millones. Cabe preguntarse por el tipo de estimulo fiscal más efectivo para recuperar la actividad. El último World Economic Outlook del FMI estima que el multiplicador del gasto fiscal alcanzaría, en un contexto de alto desempleo y estímulo monetario que acomode la política fiscal, hasta dos. Es decir, por cada peso gastado por el Fisco, el efecto de crecimiento del PIB sería de $2 pesos, comparado con un ínfimo 0,3 si el estímulo es mediante rebaja de impuestos y transferencias al sector privado.
Por tanto, en el período de recuperación los recursos fiscales deberían enfocarse en inversión y compras públicas, con énfasis en obras que impacten el empleo en todo el territorio y que tengan un triple dividendo: en calidad de vida de los más vulnerables, sustentabilidad ambiental local y global, y productividad. Existen múltiples iniciativas de inversión con estos impactos: infraestructura para el transporte público; reacondicionamiento térmico de viviendas; mantención de caminos; mejoramiento de barrios; revestimiento de canales y prevención de incendios forestales, entre otras. n el corto plazo, mientras dure la crisis sanitaria y estemos en periodo de transición, lo adecuado es impulsar inversiones públicas que apoyen la gestión de riesgos de contagio e implementar un subsidio al empleo a servicios no esenciales que estarán funcionando con restricciones significativas que, por cierto, afectarán su productividad.
El estímulo está orientado principalmente a obras en que el empleo femenino no llega al 7,2%. Por tanto, el subsidio al empleo debiese estar focalizado en sectores de servicios como el comercio, la gastronomía y hoteles, donde la participación femenina es cercana al 50%, y en todo el territorio. Considerando que el empleo masculino se impulsará por las obras públicas, el subsidio al empleo debería enfocarse sólo en jóvenes y mujeres, donde se concentra la mayor reducción en la ocupación laboral. Para que esta medida sea efectiva y las mujeres puedan emplearse se debe impulsar un subsidio al cuidado de infantes y adultos mayores no valentes.
Con todo, algunos de los servicios no esenciales tradicionales declinarán en el mediano plazo, dada la aceleración de la transformación digital y a cambios de comportamiento de los consumidores. Será fundamental generar programas de reconversión laboral, con incentivos a la reinserción. E prespectiva de futuro, el desarrollo de habilidades digitales es una de las iniciativas que puede tener mayor impacto en empleabilidad y productividad.