‘¿Quiere que se construya un hospital regional en su barrio? ¿Está de acuerdo con que este parque subutilizado se modernice para atraer más público?».
Ya podrá imaginar que la respuesta será un rotundo «no gracias». Pero es la forma que algunas autoridades han optado por levantar temas ciudad, cuidando de no importunar a sus vecinos. Esto es pura ganancia para el político, ya que aparece promoviendo una causa noble, pero rechazándola por una razón más noble aún, como es «escuchar la voz del pueblo».
Esto ocurrirá si el alcalde de Las Condes consulta a los vecinos de Cerro Colorado si quieren viviendas sociales en las canchas de tenis que tiene el Estado. Póngase en el lugar de la persona que tiene vista a las canchas, y que debe votar si mantenerla o construir edificios. Ahora considere que por la forma que ha crecido Santiago, es normal que existan prejuicios sobre la llegada de viviendas sociales. Mejor ni gastar plata en la consulta.
¿Significa que no hay que escuchar la voz del pueblo? Por supuesto que no, pero es importante el asunto que se preguntará y la forma en que se preguntará. Como Santiago debe ubicar viviendas sociales en todas las comunas, para evitar que 160 mil familias vulnerables salgan a los extramuros, Las Condes no puede quedar fuera, menos tratándose de un terreno fiscal.
Siendo eso un dato, lo relevante no es someter a consulta si existirán viviendas sociales, sino que cómo será el proyecto, sentando a la mesa a los vecinos actuales y futuros, para que se conozcan y disipen sus temores. Luego de ello, se pueden formular tres alternativas para someterlas a consulta. Así, la ciudadanía votará por la mejor forma de diseñar estas viviendas, pero no sobre el hecho de hacerlas.
Además, la consulta debe ser amplia y representativa, para que no se escuche solo al pueblo con micrófonos grandes, a los activistas de los derechos individuales exacerbados, disfrazados de ONGs ciudadanas, o al vecino que perderá una vista asegurada, que en realidad nunca tuvo.
Matar un proyecto difícil consultando a la ciudadanía no tiene ninguna gracia. Tampoco pontificar desde Twitter sobre la importancia de la integración social y condenar a los vecinos que la rechazan con frases para el bronce. Los buenos políticos están para resolver controversias y tomar decisiones impopulares a corto plazo, pero valoradas en el largo plazo.
Un ejemplo de libro fue el «no» del Presidente Lagos a Bush en la guerra contra Irak, contra toda asesoría y pronóstico, en vez de la actitud del expresidente de México Vicente Fox, que salió repentinamente de su rancho para contestarle el teléfono al mandatario estadounidense. Al final, Bush valoró la posición de Lagos, y creo que lo mismo ocurrirá en Las Condes, si se construye un buen proyecto de vivienda social en Cerro Colorado.