La última encuesta de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo es bastante preocupante respecto a la confianza de la ciudadanía en tomo a institucionales claves de nuestro sistema democrático. Un 81% de los encuestados cree que hay una crisis de las instituciones en Chile. Por otra parte, el promedio de confianza ha ido bajando sostenidamente desde el 2008, de un 3,9 a un 2,7 este año (en una escala de 1,0 a 7,0). Instituciones claves cuentan con un muy bajo apoyo: senadores un 2,1; diputados un 22; partidos políticos un 2,1; fiscales y jueces también bajo un 3,0. Los pocos que aprueban y se salvan de la nota roja son bomberos, profesores de colegio y médicos, entre otros. Las cifras son para preocuparse y vienen a confirmar otras encuestas con malas evaluaciones como la CEP. Sin embargo, creo que lo que más debe inquietamos es la falta de respuesta de nuestras autoridades que, al parecer, no ven la misma crisis que la ciudadanía. Es cierto que no puede generalizarse por uno o dos casos que afecten a determinadas instituciones, como lo que estamos viendo en el Poder Judicial o en el Ministerio Público, sin embargo, la baja confianza ciudadana y la percepción generalizada de crisis, es algo que debe ser atendido.
En los últimos años no ha habido casi ninguna institución relevante de nuestro sistema que se salve de haberse visto salpicada por escándalos o casos de corrupción. Lamentablemente, la reacción que hemos visto el último tiempo ha sido más bien o de defensa corporativa -en el caso del Congreso por ejemplo- o de minimizar los casos y tratarlos como excepcionales -como en Fuerzas Armadas-. En pocas situaciones se ha visto una voluntad de diálogo, estudio y reformas para fortalecerlas. De hecho, en el caso del Ejército, se han propuesto reformas que han sido tildadas de insuficientes o tímidas por expertos.
Es urgente que pongamos atención en la confianza ciudadana a nuestra democracia e instituciones y tomemos cartas en el asunto. Lo anterior es un caldo de cultivo para que emerjan populismos, como hemos visto en otras regiones, que socavan aún más las instituciones. Nuestro país no está libre de lo anterior y debemos dejar de tentar a la suerte.