EI año 2012, durante la campaña municipal, cuando aún regían las normas antiguas que no regulaban como hoy la propaganda electoral, unos jóvenes, entre ellos Luciano, comenzaron a retirarla del mobiliario público. Unos brigadistas que los vieron los atacaron brutalmente y, a consecuencia de ello, Luciano estuvo al borde de la muerte y más de 10 días en coma. Recientemente y 6 años después de este delito, los culpables fueron condenados a 4 años de presidio por homicidio fustrado. Asimismo, junto con las nuevas normas de propaganda electoral, que la delimitan de mejor manera de modo que no se desaten estas reales guerras entre brigadistas, se fijaron ciertas normas también relativas a esta actividad, para evitar que hechos como estos, vuelvan a ocurrir y queden impunes.
De este modo, en las últimas campañas, los candidatos han debido establecer un registro de brigadistas y sólo pueden desempeñarse como tales, personas que no hayan sido condenadas por delitos. Además, se estableció la responsabilidad del candidato por los daños que puedan causar los actos de sus brigadistas.
Como consecuencia de las recomendaciones que realizó la Comisión Engel, hoy tenemos normas que tienen como objetivo que las campañas electorales sean realmente dirigidas a que los candidatos puedan presentar sus programas y planes, tengan más contacto con la ciudadanía y sus electores y el dinero no sea lo gatillante para ser electo, lo que además provocaba verdaderas guerras entre brigadas.
Asimimo, gracias a la incansable lucha del padre de Luciano, hoy los candidatos no pueden lavarse las manos de lo que realizan sus brigadistas para proteger su propaganda. Las elecciones son esenciales en un sistema democrático, pero el costo de estas no puede llegara ser la vida o salud de una persona. Esperemos que estas normas realmente tengan un efecto y no tengamos más casos como el de Luciano. Esperemos que el día de mañana no necesitemos otra ley con el nombre de un joven que sólo retiraba propaganda ilegal.