Señor Director:
Durante la discusión del primer retiro, algunos, equivocada y antojadizamente, trataron de evitarlo asustando con el argumento de que se venía un colapso financiero. En la discusión actual se dice que esto puede generar inflación, cosa que es cierto, pero obviamente el Banco Central intentará mantenerla acotada. Más aún, si el Banco Central, creíble y autónomo, logra controlar la inflación a pesar de los retiros y el impacto del aumento de la inflación internacional, algunos dirán: ‘ven, no hubo inflación’, sin reconocer que la inflación estará controlada precisamente gracias a las acciones de política monetaria, aunque no exentas de costos. También hay impactos financieros que pueden dificultar la recuperación de la economía y crean riesgos muy complejos de mitigar.
Sin embargo, no debemos perder de vista el primer impacto directo de la aprobación del cuarto retiro. Este retiro es una pésima política pública, pues esto disminuirá aún más las pensiones futuras, en un momento en el cual no se pueden argumentar problemas generalizados de falta de ingresos, como era un año atrás.
Con el primer retiro, como no hubo colapso financiero muchos dijeron ‘entonces sigamos retirando’. Con un cuarto retiro si la inflación no se dispara muchos dirán ‘sigamos retirando’. El problema central es que cada retiro son menores pensiones. No hay vuelta atrás.
Muchos dirán ‘las pensiones son miserables’. Con el cuarto retiro serán 40% más miserables que en el inicio del proceso, para gran parte de las personas. Debemos hacer muchos esfuerzos para subir las pensiones, y también muchos esfuerzos fiscales en materia redistributiva y social, pero a esos desafíos se les sumaría un déficit de fondos de pensiones de entre 15 y 20 puntos del PIB. Esto es nada menos que tres años del aumento de impuestos propuestos por la candidatura presidencial más ambiciosa en materia tributaria. Poco espacio quedará para otros derechos sociales.