La Convención Constitucional cumplió al aprobar los reglamentos y levantar la organización que permitirá darle una nueva constitución al país. Estos meses han sido intensos y difíciles. La diversidad de visiones, con 67% de sus miembros sin afiliación partidaria, el que no haya grupos mayoritarios que guíen las negociaciones y que sea necesario tejer alianzas entre muchos colectivos, hacen que el desafío sea enorme. Más aún cuando hay convencionales que estarían cómodos con el rechazo en el plebiscito de salida y otros que no aceptan los términos del acuerdo del 15 de noviembre y proclaman una convención enteramente soberana. A esto hay que agregarle las emociones del país volcadas en la convención.
Esta es la primera vez que las mujeres, los pueblos originarios y liderazgos comunitarios ajenos a las elites pueden representar con sus voces a quienes formamos parte de los pueblos de Chile. Los expertos advierten de los riesgos de esta política identitaria para el debate sobre un proyecto colectivo y tienen parte de razón. Pero era necesario presentarse antes de sentarse a conversar. En muchos casos, era necesario para ser vistos (respetar deriva de respicere, “volver a mirar”, “mirar nuevamente”). Elisa Loncon lo dice bellamente: “cuando la gente de mi pueblo se presenta, habla de los que partieron, de nuestros mayores (kvpalme). También hablamos de los territorios de origen, el país de la infancia (tuwvn).
Durante los últimos días he podido escuchar, queridos constituyentes, los kvpalme y los tuwvn de cada uno de ustedes en ese gesto de contarnos nuestros paisajes y biografías, se agita una ternura que desarma la homogeneidad emerge un país de países”. Los discursos de apertura cuentan historias de personas que construyeron sus biografías uniéndolas al amor por sus comunidades y por el país. Sin ese elemento no se entiende lo que está pasando.
Tengo críticas a la Convención, pero más admiro lo que ha logrado. Requirió inteligencia política poder mantener la regla de los 2/3 para aprobar normas constitucionales con el voto de quienes desconocen el acuerdo de noviembre e incluir el plebiscito dirimente sin pasar a llevar la actual constitución. Esa inteligencia será necesaria para que los países de nuestras infancias encuentren un lugar en el nuevo Chile. Es urgente apoyar la decisión de los representantes de escaños reservados, que han confiado en una salida institucional basada en el diálogo político, porque no podemos empezar a naturalizar los minutos de silencio por cada muerto que trae la continuación del conflicto, como dijo el convencional Adolfo Millabur. Tiare Aguilera, la convencional de Rapa Nui, señaló: “Nosotros aún confiamos, porque sabemos quiénes somos, qué representamos y por qué estamos acá”, y terminó preguntando: “¿Y ustedes?”.