La economía va a velocidad crucero. Desde abril pasado el Imacec desestacionalizado se movió cerca de 2%, cercano a lo que el Comité de Expertos ha ido proyectando como tendencia. Aclaremos que es una velocidad crucero bien baja, porque llevamos casi doce años desacelerados. De hecho, el Imacec, excluyendo minería, tiene un quiebre importante hacia mediados de 2012 —distinguible a simple vista—. Desde entonces, seguimos una lenta tendencia, con las obvias excepciones del estallido, la pandemia y su rebote macroeconómicamente recalentado.
Respecto de perspectivas de mediano plazo, mi colega Klaus Schmidt-Hebbel nos preguntaba cuán probable es que el PIB per cápita al fin de este Gobierno logre sobrepasar el peak del fin del gobierno anterior (oct-dic 2021). Él lo veía poco probable. En contraste, yo percibo que la probabilidad de que el PIB por persona cruce esa barrera es bastante alta, sujeto a que no haya sorpresas con la inmigración neta. De hecho, puede que el peak sea sobrepasado durante este mismo año 2024. O sea, un año antes de lo planteado implícitamente en la pregunta. ¿Por qué veo la diferencia? Más que nada, por el numerador del PIB per cápita, que tiene novedades.
Pareciera que las proyecciones de población del INE —hechas el 2017— quedarán off-side, al menos en las tasas de crecimiento interanual, donde proyectaba 0,7% de alza estos años. O sea que en 4 años se hubieran necesitado casi 3 puntos más de PIB solo para mantener el ingreso per cápita, dada el alza poblacional. Aunque no hay nuevas proyecciones oficiales que reemplacen a las de 2017, el INE ya nos ha ido entregando partes del nuevo puzle. Como anticipábamos estos meses, la diferencia entre nacimientos y muertes, que afecta el crecimiento de la población, está muy por debajo de lo proyectado. Para 2022 y 2023 proyectaba 110 mil personas anuales extras, solo por la diferencia de nacidos menos los fallecidos. En contraste, las estadísticas vitales preliminares muestran solo 50 mil personas al año, casi completamente explicado por menor natalidad respecto de lo proyectado. Es un Estadio Nacional de menos niños cada año. Comparando cifras con la tendencia hace una década, las mujeres de menos de 30 años son las que han reducido el número de hijos. Más aún, los hijos de madres bajo 19 años caen 80% respecto de 2011.
La última pieza que nos falta para completar el puzle demográfico es el saldo migratorio, desde 2022 a la fecha. No es fácil de resolver. Por un lado, el INE en su proyección tenía 10 a 15 mil inmigrantes netos al año, lo que casi no cambia mis conclusiones. Pero las señales recientes al respecto son conflictivas. Por un lado, los saldos de viajes medidos por la PDI son mucho más altos. Por otro, los indicadores del uso de teléfonos celulares y otras medidas correlacionadas parecen bastante estancados, como si hubiera menos migrantes netos. Ojalá contemos pronto con estimaciones más oportunas del saldo migratorio reciente. Las necesitamos.