«Reforma de Salud: el problema no son los cotizantes sino las ganancias de las Isapres»
21 de June de 2018
En su reciente cuenta pública el Presidente Sebastián Piñera se refirió a distintas medidas sobre Salud en Chile. Medidas que sin duda todas y todos compartimos, y que van en línea con la problemática que como Espacio Público hemos venido estudiando y denunciando desde 2014. La coincidencia en el diagnóstico y en las propuestas muestra que lo que ha faltado en toda la clase política es la voluntad de regular al sistema de Salud.
Durante décadas el subsistema privado ha operado bajo una lógica extremadamente individualista de aseguramiento, de modo que solo comparten el riesgo aquellos individuos de la misma edad y género dentro de cada plan. Así, por ejemplo, parece normal entre los usuarios de Isapre que una mujer en edad fértil pague más del doble que un hombre de su misma edad, ante el ‘riesgo’ de que se embarace, a pesar de que por cada mujer embarazada hay un padre igualmente responsable. O, que un hombre octogenario pague más del quíntuple por su aseguramiento que un hombre de 30 años, a pesar de que a todo joven le espera inevitablemente enfrentar la vejez.
En el actual sistema, las isapres pueden rechazar a los grupos más riesgosos (ancianos, mujeres y enfermos) o subir el precio de los planes para inducirlos a migrar a Fonasa, que actúa como asegurador de última instancia. Al deshacerse de estos usuarios, las isapres aumentan sus rentas, al tiempo que contradicen el principio básico de todo seguro: que los cotizantes compartan el riesgo de sufrir el evento contra el cual se aseguran.
Durante décadas, las mujeres en edad fértil y los adultos mayores han cargado solos con los mayores costos de salud inherentes a su condición y, bajo esta premisa, sería aceptable la propuesta que defiende el ministro de Salud, Emilio Santelices, donde plantea que para dejar de castigar a estos grupos ‘necesariamente va a significar que otras personas, o en este caso los hombres y mujeres que no están en edad fértil, van a tener que ecualizar sus primas’.
Sin embargo, la lógica que plantea el Ejecutivo, de quitarle a unos para darles a otros, no frena la dinámica de grandes utilidades que obtienen las isapres y que también es uno de los grandes problemas del sistema de Salud.
El malestar contra las isapres también se origina en el hecho de que las aseguradoras obtienen elevadas utilidades, mientras que la verdadera libertad de elección y la eficiencia prometida por el mercado de seguros privados no se ve materializada.
Desde 2010 a 2017, los recursos de protección interpuestos ante tribunales para frenar las alzas de precios de los planes base y reajuste de la tarifa de Garantías Explícitas en Salud (GES), sumaron 822.863. En tanto, el stock de quejas presentadas ante la justicia por cotizantes producto del incremento de precios base de los planes, asciende a 646.320. Reclamos que se suman a los realizados el año pasado ante la Superintendencia de Salud, donde más de 10 mil personas hicieron el trámite para evitar que su Isapre le cobrase más dinero.
De ahí que Espacio Público propuso en 2014 que el sistema de Salud se base en un pilar solidario ampliable, lo que se traduce en un Plan Garantizado Mínimo de Salud (PGMS) que cubra a toda la población. Para su financiamiento se sugiere crear un Fondo de Compensación de Riesgos que recolecte los ingresos de los afiliados y los distribuya a las distintas Isapre y Fonasa, de acuerdo con el riesgo de la cartera de cada aseguradora. Dicho de otro modo, aquellas isapres con mujeres u hombres menos riesgosos, deberán transferir dinero a isapres con aseguradas y asegurados más riesgosos.
Esta reforma permite, simultáneamente, hacer al sistema más solidario al eliminar la actual discriminación contra los individuos de mayor riesgo y promover la competencia mediante la estandarización de los planes comercializados y la posibilidad real de todos los afiliados de cambiarse de Isapre.
Sin embargo, esta propuesta es insuficiente si no se complementa con la debida regulación de las prestaciones y también de la integración vertical entre isapres y prestadores. Y, por, sobre todo, de una provisión pública de salud de excelencia y moderna.
Esperamos que, al alero de las movilizaciones actuales y de las intenciones del Presidente, nuestros políticos y políticas pongan celeridad y respondan ante un tema tan importante como es la salud de todas y todos los chilenos.