Con las movilizaciones y el estallido social que comenzó el 18 de octubre, se ha vuelto a escuchar, dentro de otras demandas, la necesidad de acordar un nuevo pacto social. Junto con eso, se comenzaron a realizar de forma espontánea, una serie de cabildos y reuniones, donde diversas personas se reunían a discutir e intentar acordar este nuevo pacto social. Lo último recuerda mucho el proceso constituyente realizado en el gobierno de la Presidenta Bachelet, en el cual participaron alrededor de 200.000 personas en todo el país.
Por otra parte, la Constitución se ha convertido en el segundo libro más comprado en el país, lo que indica que se ha elevado el interés por conocerla. Sin duda, son aspectos positivos que hacen pensar que quizás después de estas semanas tan convulsionadas, se eleve el interés por lo público y político.
Esto es relevante ahora que comienza el proceso constituyente, del cual se tiene como única certeza que está en marcha. Las dudas son quiénes, cómo y cuándo participarán de este. Hasta ahora se han mencionado tres posibilidades: Congreso, Convención o Asamblea Constituyente. El primero estaría a cargo del Congreso -no queda claro si del actual o el que se elegirá en 2021-. Las principales críticas que se levantan es que este Congreso no ha sido mandatado para esta tarea y además cuenta con una de las más bajas confianzas ciudadanas desde el retorno a la democracia. Y también queda la duda de cómo se canalizará la participación ciudadana bajo esta fórmula.
La Convención Constituyente se ve como una salida intermedia, en la que un grupo de parlamentarios y ciudadanos -electos o por sorteo- redactarían la nueva constitución. Finalmente está la opción de la Asamblea Constituyente que, en algunos sectores, genera total rechazo. Aquí también se abre la duda de quiénes la integrarían, si se reservarían cuotas a ciertos grupos tradicionalmente excluidos y cuáles serían sus contrapesos o límites.
Esperemos que las fórmulas y plazos se definan pronto y, sea cual sea la opción, la participación ciudadana sea un elemento clave y que logre canalizar las demandas y preocupaciones sociales.