Co-escrita por José De Gregorio, Eduardo Engel y Andrea Repetto
Señor Director:
El Gobierno ha planteado una reforma tributaria que busca recaudar alrededor de 2,5 puntos del PIB con el objeto de mejorar prestaciones en salud, pensiones, cuidado y seguridad, entre otras. En días recientes, la discusión se ha centrado en determinar la brecha de la carga tributaria de Chile con la OCDE, en el entendido de algunos de que una reforma solo se justificaría si esta brecha es suficientemente grande.
Creemos que esta discusión es inconducente, porque si bien en su mayoría los países pertenecientes a la OCDE son desarrollados, la organización es heterogénea en ámbitos relevantes. Además de diferencias de ingresos, hay diversidad en el rol que se le da al Estado, en la demografía, en el nivel de informalidad y en la estructura de sus sistemas tributarios y previsionales. Por lo mismo, intentar estimar cuál es la brecha tributaria de Chile hoy respecto de aquellos países, considerando toda esta diversidad, es muy difícil y se presta para resultados muy variados.
De este modo, dada la necesidad de financiar nuevas prestaciones sociales, más que cuál es la brecha con la OCDE, nos parece que la pregunta que debemos hacernos es si la economía puede sostener una reforma de esa magnitud en los años que vienen. Nosotros creemos que sí.
Por cierto, también nos parece que un pacto fiscal debe, adicionalmente, considerar medidas concretas para un gasto público más eficiente, menor elusión, evasión e informalidad, y mayor crecimiento. Acordar un conjunto amplio de medidas requiere de mucha generosidad política en la tarea de construir un pacto realista y duradero, para atender demandas que han sido postergadas ya por demasiado tiempo.