La Tercera informó que el futuro gobierno de Sebastián Piñera estaría trabajando en una reforma a Carabineros que supondría focalizar su trabajo en el área preventiva, entregándole las funciones investigativas que hoy ejerce a la Policía de Investigaciones (PDI).
Se trata de una propuesta de reforma de enorme magnitud e importancia y que, me parece, constituye una de las posibles alternativas para encarar -frente a la necesidad más o menos evidente que existe- una transformación profunda en nuestra institucionalidad policial. Esto, porque algunos problemas de coordinación y eficacia de las investigaciones actuales parecieran surgir de la duplicidad de competencias que nuestra legislación asigna a ambos cuerpos en estas materias.
Con todo, estimo que una reforma de esta índole requerirá satisfacer varios asuntos que van más allá de la definición básica de quien investiga. Lo primero, es que antes de enfrentar un proceso de cambio es necesario llevar adelante una discusión más abierta y con mayor evidencia acerca de cuáles son los problemas actuales más graves de nuestra institucionalidad policial que es necesario solucionar, por ejemplo, el perfeccionamiento de mecanismos de rendición de cuentas y mayor transparencia, aumentar la profesionalización de ambos cuerpos, entre otros.
También debiéramos lograr algún acuerdo básico de qué tipo de policías queremos tener a futuro y cómo esta nueva distribución de competencias ayudaría a lograr dichos objetivos frente a otras alternativas.
Si se decide avanzar en la dirección de focalizar la investigación en la PDI, también se hace necesario resolver el conjunto de impactos que esto tendría. Por ejemplo, delimitar con mucha precisión cuáles son los alcances de la actividad investigativa que se traspasaría a la PDI entendiendo que hay un ámbito de actuación natural del trabajo preventivo de Carabineros que produciría información que podría considerarse como investigación criminal (por ejemplo, su actuación en delitos flagrantes) y que es difícil pensar que pueda transferirse.
También se haría necesaria una distribución muy diferente de los recursos que en la actualidad se hace entre ambos cuerpos (limitando recursos a Carabineros y aumentando los de la PDI, por ejemplo) con todas las complejidades técnicas, políticas y presupuestarias que ello conllevaría.
A lo anterior, se suman otras definiciones como el destino que tendrían unidades como los laboratorios forenses de ambas policías (que en mi opinión debieran más bien integrase a una institucionalidad autónoma, tal como se formula como recomendación en el ámbito comparado). En fin, hay una multiplicidad de cuestiones paralelas que debieran tener una respuesta clara en una reforma de este tipo.
Estamos ante una oportunidad histórica de reforma y modernización de nuestras fuerzas policiales.
Es muy positivo que el futuro gobierno esté encarando esto como una prioridad importante. Con todo, se trata de una reforma que por su relevancia e impacto debe hacerse con un lógica de Estado y abordando de manera adecuada la complejidad que supone el trabajo policial en una sociedad como el Chile actual. La focalización de la investigación en manos de la PDI es una alternativa posible dentro de este proceso de cambio, pero es necesario estar abierto a todas las posibilidades y considerar dicha solución en un marco más grande, para no apurarse con un cambio que luego tendrá impacto por décadas.