Este fin de semana tenemos que ir a votar. Será primera vez en la historia de Chile en que votaremos por las mujeres y hombres que escribirán la nueva Constitución, en paridad y con representantes de los pueblos indígenas. También será la primera vez que lo haremos en dos días consecutivos.
Frente a la gran relevancia de esta elección en sí, la forma parece un detalle, mas esta votación en dos días no es un suceso menor. Desde la consagración del sistema de cédula única en el año 1958, el procedimiento casi no ha tenido cambios: ir a votar un día domingo a los locales definidos ha sido un ritual inherente a nuestra democracia. Esta forma de votación ha tenido buenos resultados. Gracias a la rigurosa labor del Servel, y sobre todo gracias a millones de chilenas y chilenos que de forma voluntaria se despliegan a lo largo del país, desde los años noventa los procesos eleccionarios se han caracterizado por su eficiencia, integridad y transparencia.
Como a toda buena receta que funciona, nos hemos aferrado a ella, pero esto ha hecho difícil avanzar hacia mejoras que faciliten la participación y se adapten a nuevos contextos. Se han formulado diversas propuestas desde la sociedad civil para asegurar el derecho a sufragio y facilitar la votación: voto anticipado, voto postal, entre otras variantes. Estas propuestas, sin embargo, han quedado en el camino, con nulo avance. Su hora no ha llegado, se ha dicho como mantra, o ¿para qué cambiar la receta que nos ha resultado tan bien?
Pero, esta vez, el rigor de la pandemia nos ha obligado a pensar nuevas soluciones y a atrevernos a implementarlas. También en las formas de votación tuvimos que innovar. De ahí que este fin de semana podamos por primera vez votar en dos días consecutivos.
Ello requerirá de trabajo doble de vocales, apoderados, jefes de locales de votación, personal del Servicio Electoral y de las Fuerzas Armadas. Para la seguridad del proceso, el Servel ha dispuesto horarios preferentes para adultos mayores (sábado de 2 a 6 pm), y ha dictado instrucciones especiales para el resguardo y custodia de los votos durante la noche del sábado, pero todos tenemos un rol que cumplir.
Será una experiencia histórica y muy valiosa para pensar, ahora con menos temor, en mecanismos que de forma permanente faciliten el ejercicio del derecho a voto.