La semana pasada fue presentado por el Presidente de la República el Consejo Asesor para la Modernización del Estado. Esta iniciativa, junto con otras medidas de simplificación de trámites que se han anunciado, ha puesto el tema en agenda y, por lo mismo, estamos frente a una buena oportunidad para poner los énfasis en una materia que, por lo amplia y compleja, casi siempre termina relegada de las prioridades del Ejecutivo.
En Espacio Público estimamos que los desafíos de un Estado moderno no solo implican la digitalización y simplificación de trámites para una mayor eficiencia. La verdadera revolución de nuestra administración pública está en conectar adecuadamente al sector público con la ciudadanía. Modernizar requiere revisar nuestra institucionalidad para hacerla más eficiente y acorde a los tiempos que corren; implica contar con funcionarios públicos al servicio de las personas y promover y resguardar una participación realmente efectiva con la ciudadanía.
Junto con lo anterior, pensamos que es indispensable trabajar el cambio cultural de la función pública. Así, es necesario pasar de un ADN fiscalizador y con una cierta aura de autoridad, a ser verdaderos servidores que proactivamente faciliten la interacción de los ciudadanos con el Estado y sus distintos Servicios. Eso requiere que la innovación sea permitida, premiada y que el enfoque sea de resolver y no de devolver los problemas al otro lado del mesón («ah, no trajo el documento X? No se va a poder…»; «Eso no lo vemos en este Departamento, tiene que ir a…»).
Lo anterior, sólo será realidad cuando nos esforcemos por recuperar el prestigio de la función pública. Que los funcionarios y servicios sean respetados y motivo de orgullo. Que los puestos del Estado sean codiciados por los mejores talentos y que se acceda a ellos por mérito. Generando espacios y programas para la incorporación de jóvenes recién egresados de universidades y CFT, o becarios del programa Becas Chile. Con condiciones de trabajo que protejan, formen y promuevan ese talento, erradicando la precariedad y alta rotación que hoy vemos en altos directivos o profesionales a contrata y honorarios.
Llevamos muchos años descuidando nuestro Servicio Público y eso tiene un impacto negativo en todas las esferas de nuestra vida cívica, así como también en nuestro potencial de desarrollo.
Consideramos que la creación del Consejo Asesor constituye una enorme oportunidad, y esperamos que como país nos permita ir más allá de la digitalización, para hablar de la modernización que realmente se requiere: un Estado para los ciudadanos.