Una de las últimas producciones de Netflix, ‘O Mecanismo’, trae a nuestras pantallas la historia de uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia reciente de Brasil: La operación Lava Jato. De la mano del director José Padilha, esta historia de ficción basada en eventos reales muestra los engranajes de uno de los esquemas de sobornos más grandes y complejos que recuerde la región.
Mecanismo es el término utilizado por el director para referirse a la corrupción generalizada y al esquema de sobornos que ha afectado a Brasil. Más allá del drama, las revelaciones recientes del caso Odebrecht evidencian cómo “el mecanismo” operaba con fuerza no solo en Brasil, sino que en toda la región. Nuevamente la realidad parece superar la ficción.
En México, el ex director de Pemex, Emilio Lozoya, recibió pagos de Odebrecht por 10 millones de dólares, de los cuales, cuatro habrían terminado en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto, según consigna la delación premiada del ex superintendente, Luis Meneses. En esta delación, Meneses indica: “con una visión de futuro, consideré que ya que él era parte del equipo del candidato de un partido que lideraba las encuestas, debía invertir y materializar para posicionarnos ante una eventual victoria”. Tiempo después, Lozoya, ya como director de Pemex, habría ejercido influencias en el comité de administración para que la empresa se adjudicara proyectos a cambio de un soborno de seis millones de dólares.
En Perú, Jorge Cuba, ex viceministro de comunicaciones recibió pagos por 8 millones de dólares a cambio de beneficiar a Odebrecht en el proceso de licitación de la línea 1 del Metro de Lima. Según relata Jorge Barata, ex superintendente de la empresa, estos pagos habrían beneficiado a Odebrecht en los puntajes técnicos obtenidos en el proceso de licitación: “(…) las conversaciones con Jorge Cuba fueron avanzando en el sentido que él decía que podía crear una serie de condiciones técnicas en el proyecto para que pudiéramos tener mayor puntaje técnico y con eso ser beneficiados”. Estas condiciones fueron generadas y Odebrecht fue el ganador del proceso.
En Ecuador se destacan los pagos realizados a Jorge Glas, ex vicepresidente, hoy condenado a seis años de cárcel por asociación ilícita. Glas, en ese entonces ministro, habría solicitado el 1% del valor de todos los contratos adjudicados por la empresa en Ecuador desde el regreso de la compañía al país. En palabras de José Santos, encargado de los proyectos de Odebrecht, “sin su participación no era posible obtener los contratos, aun cuando participáramos en las licitaciones”.
La trama sigue en Guatemala donde se investigan pagos hechos a congresistas a cambio de un decreto que permitió la aprobación del préstamo con el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para financiar la ampliación de la carretera C-A2 occidente, proyecto que permitió la entrada de Odebrecht al país. “Q250 mil recibirá cada uno… ¡Viva la fiesta! ¡Hagamos Carnaval de lo que hoy se convertirá en una desgracia!”, gritó un diputado para rechazar la aprobación del préstamo.
Las aristas del caso en distintos países de la región ejemplifican una realidad preocupante que por creces supera a la ficción. Hoy, “El mecanismo” está presente y sin duda es un obstáculo a superar si queremos fortalecer la democracia en la región. La hoy popular serie de Netflix, más allá de la ficción y el drama, debe ser una invitación a investigar más, conocer las distintas dimensiones del caso y, por sobre todo, ser una voz activa en la lucha contra la corrupción.