Recientemente se comenzó a discutir en el Senado un proyecto de ley del año 2012 para permitir a los mayores de 14 años, votar en las elecciones municipales, con el objetivo de facilitar su participación democrática y ampliar este derecho, respondiendo a una demanda de mayores espacios de los jóvenes.
La participación electoral en Chile es preocupantemente baja y desde el retorno de la democracia ha ido disminuyendo consistentemente -salvo por la última elección parlamentaria y presidencial-. Las razones pueden ser múltiples, pero lo que queda claro es que hay una distancia entre la ciudadanía y sus representantes que no beneficia a nuestro sistema democrático.
Por esto, toda medida que implique aumentar la participación ciudadana y electoral e ir recuperando al confianza en nuestras instituciones políticas, debe celebrarse y apoyarse decididamente. El proyecto de ley mencionado, podría ser uno, sin embargo, si analizamos con más detalle el panorama en Chile, puede ser insuficiente y no cumplir con su objetivo.
Analizando las cifras del Servicio Electoral sobre quiénes son los que más votaron en las últimas elecciones, de los habilitados para votar, las personas entre 40 y 79 años tuvieron una mayor participación electoral y, en cambio, el grupo etario entre 18y 39 años tiene una participación menor al 40%. Asimismo, según la última encuesta de Espacio Público e IPSOS, la participación de las personas en actividades sociales y política es baja, donde la mayor respuesta obtenida (36%) es que no participan de ninguna, seguida con un escueto 28% que dice expresar su opinión en redes sociales y un 26% que señala participar voluntariamente en un proyecto que mejore su barrio. Por lo anterior, si de verdad queremos fomentar la participación -no sólo electoral-de los jóvenes, se deben tomar medidas complementarias a sólo otorgarles el derecho a voto, como fortalecer nuestras instituciones políticas, fomentar una educación cívica de calidad, abrir nuevas y mejores vías de participación en la vida pública. Problemas como los antes mencionados requieren de respuestas integrales y sistémicas.