La semana pasada surgieron una serie de críticas porque el Presidente nombró a su hermano como embajador de Chile en Argentina. El nepotismo, de acuerdo a la RAE, es una desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos y es regulado en varios países.
En Estados Unidos, por ejemplo, desde 1967 rige una norma que prohíbe a un funcionario público nombrar a un familiar en la agencia que dirige. Esto, sin embargo, no impidió que el ex presidente Clinton pusiera a su señora y ex candidata presidencial a cargo de un grupo de trabajo para una reforma sanitaria o al actual presidente Trump de nombrar como asesor a su yerno.
En Argentina el presidente Macri al asumir hizo una serie de críticas por la cantidad de parientes que ejercían en el Estado, quienes se volvieron en su contra por casos de contratación de familiares en su gobierno, razón por la cual dictó un decreto que eliminó las designaciones de familiares como funcionarios públicos, salvo que existiera concurso público.
En Francia era habitual que los parlamentarios contrataran como asesores a hijos o cónyuges, lo que fue vetado luego de escándalos.
Y, ¿qué pasa en Chile? Una norma prohíbe la contratación de parientes en los mismos servicios dirigidos por sus familiares. Si bien el hermano del Presidente tiene antecedentes en el servicio público que dan cuenta de que podría contar con capacidades para ser embajador, es difícil determinar si no estamos frente a un conflicto de interés. Esto evidencia la necesidad que tenemos de avanzar en estándares de transparencia en la contratación y designación de cargos, por ejemplo, a través de concursos con antecedentes públicos, donde se pueda constar que la persona por ser la más apta. No se trata de impedir que personas con méritos puedan ejercer el servicio público sólo por ser familiar de una autoridad de turno, pero sí de asegurarnos que no sea un caso de nepotismo.