¿Qué nos recuerda la COP26? (09/11/2021)
9 de noviembre de 2021
Hay hitos que pueden entregar aprendizajes para momentos distintos para los cuales han sido llevados a cabo, y para mí lo que está sucediendo estos días en Glasgow en el marco de la COP26 es un ejemplo de ello. A esta reunión mundial por el cambio climático le anteceden hitos dramáticos que debieran aumentar la atención frente a los acuerdos que se necesitan conseguir: incendios forestales con decenas de víctimas fatales en Estados Unidos, intensas lluvias e inundaciones en Alemania, entre otros. Sumado a lo anterior, conocemos los categóricos resultados entregados por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Las conclusiones fueron claras: es irrefutable que las actividades humanas están causando el cambio climático, y los cambios que vivimos no tienen precedentes. Por lo mismo, eventos climáticos extremos -como los que hemos visto- se vuelven más frecuentes y graves.
Frente a la envergadura de la crisis climática solo nos queda lograr acuerdos que reúnan a todos los actores. Ningún Estado por sí solo logrará ralentizar o limitar el calentamiento global, y los costos los pagaremos todos, en especial los grupos más vulnerables. En tiempos en que ciertos grupos pretenden deslegitimar y boicotear la necesidad de acuerdos y espacios de negociación internacional, los desafíos climáticos nos recuerdan que nadie se salvará solo. Lo anterior, lo podemos aplicar en otros urgentes desafíos de nuestras sociedades, como por ejemplo la migración venezolana y la necesidad de acuerdos a nivel latinoamericano. Por otro lado, la conformación de elencos que están negociando en Glasgow vuelve a poner sobre la mesa la importancia de reconocer la diversidad de actores para enfrentar complejos desafíos. Quien pretenda negociar solo con los conocidos o con los que comparte funciones está fracasado. Los desafíos se enfrentan construyendo diálogo entre líderes políticos internacionales, nacionales y locales; organizaciones no gubernamentales, mundo privado, organizaciones internacionales, entre otros. Lo anterior lo podemos llevar a nuestros desafíos nacionales y la imperiosa necesidad de dar respuesta a los problemas con un diálogo sincero y transversal.
Las negociaciones nos vuelven a recordar dos dimensiones del debate público que hemos ido perdiendo: 1) la evidencia técnica es el piso para afrontar las discusiones y son insumos fundamentales para los actores políticos y, 2) es el espacio político el lugar donde se toman las grandes decisiones para la humanidad, por lo mismo el acuerdo técnico es necesario pero insuficiente.
Pese a todo lo anterior no quiero ser ingenua, la COP26 también nos puede recordar que las decisiones políticas pueden seguir llegando tarde, como nos ha pasado en tantos otros temas. Y que la inacción tendrá como consecuencia el drama humano. Espero que el final de las negociaciones nos recuerde algo distinto.