Reactivación Sostenible, Resiliente y con Enfoque de Género: Un triple desafío
19 de noviembre de 2020
El país enfrenta una triple crisis: una sanitaria, una climática y una social.
La crisis sanitaria ha llevado a pérdidas de vidas, ha puesto al límite la capacidad del sistema de salud y ha afectado la actividad económica y el empleo, especialmente el femenino. En efecto, en unos cuantos meses, la pandemia ha hecho retroceder lo logrado durante diez años en participación laboral femenina en Chile, impactando más fuertemente a sectores donde ellas más se ocupan. Al mismo tiempo, muchas mujeres no pueden salir a buscar empleo debido a la necesidad de cuidado doméstico y de otras personas.
Esta crisis sanitaria, se suma a la crisis climática que ya nos afectaba previamente dada la alta vulnerabilidad de Chile al cambio climático. Este cambio no sólo actúa como un multiplicador de los riesgos ya existentes; también sus consecuencias, como la sequía y la ocurrencia de desastres naturales, afectan más duramente a los más vulnerables.
La crisis social, por su parte, que estalló hace ya un año, es el resultado de la falta de cohesión social y de las graves condiciones de desigualdad que aquejan al país. Como el reciente informe del Consejo Asesor para la Cohesión Social indica, no sólo se trata de una inequidad económica, sino también de carácter territorial -y su dimensión ambiental y climática-, de trato y de género.
La importante magnitud de recursos fiscales destinados a aliviar los efectos de la pandemia debe ser una oportunidad para impulsar una reactivación sostenible, resiliente e inclusiva. Diversas instituciones y foros multilaterales coinciden en recomendar el impulso de una reactivación en torno a desafíos como la descarbonización, la resiliencia y la igualdad de género, de forma de que se transforme en una inversión y no en una carga para las generaciones futuras.
En efecto, un estudio realizado por el Banco Mundial para el Ministerio de Hacienda arroja que la implementación de las medidas de nuestro compromiso climático aumentarán en 4,4% el PIB al 2050, existiendo numerosa evidencia que indica que una mayor resiliencia climática reduce la desigualdad. Más aún, un reciente estudio de la OIT y el BID concluye que una recuperación focalizada en la descarbonización generará 15 millones de nuevos trabajos en América Latina. En la misma línea, una mayor participación laboral de las mujeres promueve el desarrollo económico: cada punto porcentual adicional de participación femenina eleva el PIB en unos 0,5 puntos porcentuales.
El plan de reactivación impulsado por el gobierno puede reactivar la economía, pero no es claro que lo haga de forma sostenible, resiliente e inclusiva. Por un lado, no se sabe cuán alineado está con los esfuerzos climáticos requeridos. Por el otro, las obras públicas tienen un sesgo masculino que no es compensado por el componente de género del subsidio. Se requiere de medidas de apoyo al cuidado de dependientes y a los sectores que contratan mujeres para hacerlo efectivo.
El paquete de reactivación puede crear más valor público si aborda estos otros desafíos y nos encaminarnos más decididamente hacia un desarrollo sostenible y una prosperidad de largo plazo.