Luego de una semana donde conocimos al menos cuatro encuestas que dejan en evidencia el crecimiento de la opci\u00f3n rechazo ante el plebiscito de salida e incluso en algunos casos su triunfo, diversas voces vinculadas de una u otra manera al proceso constituyente han salido en su defensa. Los principales motivos esgrimidos en la discusi\u00f3n p\u00fablica refieren a las innumerables campa\u00f1as de desinformaci\u00f3n que buscan da\u00f1ar o deslegitimar el proceso, las cuales en muchos casos funcionan en redes sociales privadas que dificultan su confrontaci\u00f3n o inhiben la posibilidad de clarificar la informaci\u00f3n con el mismo nivel de circulaci\u00f3n del mensaje ya entregado. Un segundo grupo de argumentos han buscado concitar la lectura de las normas que hoy son parte del borrador de la nueva Constituci\u00f3n, las cuales a la fecha alcanzan los 162 art\u00edculos (hasta el d\u00eda 5 de abril), bajo el entendido que en ellas no hay estridencia ni irresponsabilidad.<\/p>\n
Un punto persistente en el segundo grupo de argumentos para defender el proceso destaca el rol que ha tenido el Pleno en la moderaci\u00f3n de las normas aprobadas. No son pocos los casos en los cuales los informes presentados por las comisiones han sufrido lo que en palabras de convencionales se ha conocido como \u00abel monstruo del Pleno\u00bb haciendo una clara alusi\u00f3n a lo que en los veranos prepand\u00e9micos era posible ver en el Festival de Vi\u00f1a. Lo anterior tiene un enorme valor y refuerza la importancia de que las normas sean aprobadas por dos tercios del Pleno. Sin embargo -y aqu\u00ed radica una de mis preocupaciones-, un buen resultado del articulado es necesario pero insuficiente para el \u00e9xito del proceso. Un ejemplo de esto es el hecho que, cada ciertos d\u00edas, es posible conocer normas aprobadas en comisi\u00f3n que concitan rechazo y preocupaci\u00f3n desde m\u00faltiples espacios, ante ello hay que clarificar r\u00e1pidamente que fue aprobada en comisi\u00f3n y que es muy probable que no pase el Pleno, lo que finalmente ha terminado sucediendo. El da\u00f1o generado por dicha norma no logra ser mitigado por la posterior adecuaci\u00f3n del Pleno, ni tampoco por el esfuerzo de muchas personas de precisar que es una norma que est\u00e1 lejos de formar parte del borrador de la nueva Constituci\u00f3n. En esa l\u00ednea tambi\u00e9n se encuentran frases estruendosas o deliberadamente insultos entre convencionales, como fueron los dichos de la convencional Montealegre.<\/p>\n
No tenemos que ser catastrofistas, sino que reconocer que hay margen de mejora en las semanas que vienen. A\u00fan es posible continuar trabajando por normas que se hagan cargo de los desaf\u00edos que enfrenta nuestro pa\u00eds y al mismo tiempo vincular el funcionamiento de la Convenci\u00f3n, el proceso mismo, con lo que las personas ven y perciben. La ciudadan\u00eda va a votar considerando el texto propuesto, pero tambi\u00e9n lo har\u00e1n considerando las actitudes y sentimientos que ha generado el camino completo, en resumen: por la est\u00e9tica del proceso.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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