Hace un a\u00f1o fui invitada, con mi sombrero de escritora infantil, a dar una charla sobre c\u00f3mo fomentar la lectura, en la comuna de Chait\u00e9n. Tuve la oportunidad de conocer \ufb01nalmente a los alumnos y al motivado profesor que a\u00f1os atr\u00e1s hab\u00eda musicalizado uno de mis cuentos y posteado una actuaci\u00f3n en Youtube. Durante el recreo, y en medio de esa belleza natural, fui testigo de lo que tambi\u00e9n observaba en los colegios particulares de Santiago: ni\u00f1os atrapados en las pantallas de sus celulares, sin mirarse las caras.<\/p>\n
Esto termin\u00f3 por convencerme de que la entrega del celular deb\u00eda postergarse lo m\u00e1s posible, pero tambi\u00e9n me hizo ver con claridad que este instrumento es la llave para estandarizar una educaci\u00f3n digital de mayor calidad a lo largo del pa\u00eds. Desde sus or\u00edgenes (2008), he estado vinculada como directora a la ONG InnovaciEn (E de educaci\u00f3n). Su visi\u00f3n: ayudar a los profesores de Chile a acortar la brecha digital con sus alumnos, utilizando la tecnolog\u00eda por medio del aprendizaje por proyectos.<\/p>\n
Se trataba, por ejemplo, el tema del acoso escolar realizando videojuegos; se ense\u00f1aba a narrar historias programando con scratch. Recuerdo con emoci\u00f3n las mansiones con dos piscinas que dise\u00f1aban en sketch up los ni\u00f1os que hab\u00edan perdido sus viviendas por el terremoto de 2010. Tambi\u00e9n la frustraci\u00f3n de saber que hab\u00eda escuelas que manten\u00edan sus \ufb02amantes salas de computaci\u00f3n cerradas con candado y sus llaves extraviadas. Gracias al tes\u00f3n del equipo y a la madurez del proyecto, conseguimos con los a\u00f1os que algunas fundaciones educacionales y empresas tecnol\u00f3gicas como Microsoft apoyaran la iniciativa y permitieran un positivo desarrollo; ni en el m\u00e1ximo delirio nos imaginamos que ser\u00eda un virus el responsable de acelerar esta agenda en un mes, m\u00e1s que en los \u00faltimos quince a\u00f1os, y menos que llevar\u00eda a la educaci\u00f3n a una experiencia 100% online, en un santiam\u00e9n.<\/p>\n
En este mes, la educaci\u00f3n online ha quedado en evidencia. Una llamada de calidad en Zoom pesa m\u00e1s de un gigabyte; para la gran mayor\u00eda que compra internet con bolsa de datos, es una cifra inalcanzable. Se han visto problemas en la estandarizaci\u00f3n de los procesos, y no hay claridad sobre cu\u00e1l es el rol de los padres y cu\u00e1l el de los ni\u00f1os en este desaf\u00edo. Los estudios publicados han se\u00f1alado que la educaci\u00f3n online jam\u00e1s reemplazar\u00e1 en su totalidad a la experiencia vibrante del aula; pero la urgencia sanitaria ha obligado a cambiar de formato sin miramientos. Uno de los problemas conceptuales est\u00e1 en la di\ufb01cultad de los establecimientos para entender que el proceso educativo digital es discrecional y que no opera necesariamente dentro de los l\u00edmites de lo real (piense en un term\u00f3metro; si es an\u00e1logo, pasa por todos los grados; si es digital, da n\u00fameros por saltos).<\/p>\n
Entonces, si la forma tradicional de aprender, como dec\u00eda Arist\u00f3teles, es transitando de lo simple a lo complejo, en el mundo digital ocurren sorpresas: una joven puede ser muy buena para hacer un video en Tik Tok, editar contenido, sintetizar informaci\u00f3n (ambas habilidades so\ufb01sticadas que est\u00e1n incluso por encima de saber y comprender), pero puede tener di\ufb01cultades serias para adjuntar un archivo en un correo electr\u00f3nico que le pide su profesor. Ser\u00eda un error imaginar que la educaci\u00f3n a distancia implica estar pegado a una pantalla; esta debe incluir el uso de textos escolares, leer, escribir, crear, explorar ideas, realizar actividad f\u00edsica, desarrollar un proyecto personal entretenido. Sin embargo, en lo que respecta a lo recibido digitalmente, es esencial pensarla desde una l\u00f3gica innovadora. La profesora de ciencias que est\u00e1 haciendo un PPT y emitiendo su clase en vivo, en horario \ufb01jo, no va a tener el mismo \u00e9xito que aquella que ense\u00f1a a las chicas un software para modelar el comportamiento de las c\u00e9lulas.<\/p>\n
Las clases online tienen que ser m\u00e1s cortas, porque la pantalla cansa; el material debe estar disponible de manera asincr\u00f3nica, lo que traer\u00eda asociado adem\u00e1s la ventaja de optimizar los escasos recursos tecnol\u00f3gicos con los que cuenta hoy una familia chilena. Algunas clases deben estar pregrabadas, y otras pueden ser de coordinaci\u00f3n o para abrir el aula a un debate virtual. La curator\u00eda del contenido, m\u00e1s que la producci\u00f3n de este, debe ser parte esencial de la tarea del educador.<\/p>\n
Hay que dejar de pensar la educaci\u00f3n con ese foco en la conducta, con horarios y un maestro dictando su clase, para pensarla centrada en habilidades y en generar la estructura necesaria para que cada escolar avance responsablemente en el material que se ha ido posteando a su propio ritmo. El desaf\u00edo es colosal, e incluye un detalle no menor: la educaci\u00f3n an\u00e1loga se despliega en medio de otros recursos, como alimentaci\u00f3n, vacunas, bibliotecas, paseos, bingos para pagar la \ufb01esta de curso, eventos deportivos, vida comunitaria; en cambio, la educaci\u00f3n online es solo eso, educaci\u00f3n, y en esta crisis, ha quedado al desnudo.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"
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