Chile, como economía pequeña, no tiene otra estrategia posible de desarrollo que una basada en ser abierta y competitiva. De hecho, ha sido la política comercial de Estado compartida por gobiernos de distintos signo, y ha permitido que el país sea un actor relevante en el sistema internacional. Hemos logrado una red de 28 tratados de libre comercio, que han brindado acceso, en condiciones preferenciales, al 63% de la población mundial, ayudando a que tengamos una mayor prosperidad económica compartida.
En momentos en que el mundo se debate entre proteccionismo e integración, entre reglas justas y discreción, es importante cristalizar nuestra vocación profundizando las relaciones con países comprometidos con la integración. La larga y detallada discusión que tuvo el Congreso despejó las dudas y miedos que se levantaron sobre el TPP11. Así entonces, nos parece que llegó la hora de aprobarlo. Otros países que ya lo han hecho, están gozando de sus beneficios. Es el caso, por ejemplo, de Canadá, Australia y Nueva Zelandia.