A mediados del año pasado estalló el caso ‘copy-paste’ en el Congreso, que hoy investiga el Ministerio Público por eventuales delitos como pagar con recursos destinados a las asesorías externas de los parlamentarios algunos informes que copian textualmente citas de sitios periodísticos, de papers o libros académicos.
Los legislativos cuentan con asignaciones parlamentarias para personal de apoyo y para contratar asesorías externas. Además, existe la Biblioteca del Congreso Nacional que cuenta con profesionales de diversas áreas que elaboran informes sobre variados temas a petición de los parlamentarios, para apoyarlos en su labor.
Ante el aumento de parlamentarios debido al cambio del sistema electoral, se está proponiendo reducir drásticamente el monto para asesorías externas, dado el mal uso que al parecer hubo de éste. Pero la labor parlamentaria debe contar con un apoyo profesional para su correcto ejercicio. Diputados y senadores votan un importante número de leyes sobre diversos temas, de los cuales no tienen por qué ser expertos en su totalidad. Por eso, un buen apoyo profesional mejora el trabajo legislativo y el debate, así como debiera mejorar la calidad de las leyes que luego nos impactan a todos.
Desde Espacio Público propusimos en 2016 que nuestro Congreso fuera dotado de una Dirección Parlamentaria (como ocurre en países como EE.UU.) que otorgue apoyo no partidista a todos los parlamentarios y con capacidad para realizar un análisis y evaluación potente que le permita ser una contraparte de peso en la discusión de políticas públicas sobre el presupuesto fiscal y en otras materias con importantes consecuencias sociales y económicas. Así, se hace más eficiente y eficaz el trabajo colegislador y fiscalizador de nuestro Poder Legislativo, que finalmente tiene como resultado contar con mejores leyes para todos.