En varios de los conflictos socioambientales que estuvieron en la palestra pública durante el año pasado, quienes protagonizaron las vocerías por las demandas de una mejora ecológica fueron mujeres. Un ejemplo de ello son las habitantes de la Región de Valparaíso organizadas en torno al movimiento “Mujeres de zonas de sacrificio Quintero-Puchuncaví en Resistencia”, quienes han sido líderes en el proceso de denuncia de esa histórica zona industrial. Protagonismo que no sólo se observa en Chile, sino que también en el resto de América Latina: el asesinato de Berta Cáceres en Honduras y otras mujeres anónimas así lo demuestran.
Lo anterior no es mera coincidencia. Nos habla de un profundo vínculo entre los roles de defensores ecológicos y feminismo. Desde los ochenta, este cruce ha ido adquiriendo varias corrientes, tales como el ecofeminismo comunitario, espiritual y constructivista. En todas ellas, la idea central planteada es una homologación entre la vulneración de la naturaleza y los derechos de las mujeres: en una sociedad patriarcal, tanto la naturaleza como las mujeres son oprimidas y explotadas.
Esto ocurre, plantean, porque la lógica que se pone en juego es similar: se subordinan e instrumentalizan cuerpos y territorios,descuidando su valor e integridad. Además de la denuncia, este giro ecofeminista rescata la sabiduría ancestral que múltiples sociedades han tenido respecto a la naturaleza: somos parte de ella y las consecuencias de los impactos ambientales producidos por nuestra sociedad —tales como el cambio climático— serán sufridas por nosotros y por nuestras próximas generaciones.
En el auge de la conflictividad socioambiental, originada en un modelo intensivo en la explotación de recursos naturales y una institucionalidad ambiental que carece de suficientes garantías, una mirada ecofeminista amplía la pregunta acerca de la calidad de vida: ¿Cómo se refuerza el rol histórico de cuidado de otros cuando existe degradación ecológica? ¿Cómo afecta la contaminación a las mujeres? ¿Cuáles son los modos en que las mujeres nos movilizamos? De seguro que muchas nos embarcaremos en responder estas preguntas,
demandando tanto la garantía de los derechos de género como los de la naturaleza.