La gobernabilidad, tema clave de nuestros tiempos, lo será también para el próximo presidente o presidenta de Chile. Conceptualmente, la gobernabilidad se refiere al entramado institucional que media entre fuerzas políticas institucionales y no institucionales para asegurar que los intereses colectivos sean representados de acuerdo al imperio de la ley. En este sentido, asegurar la gobernabilidad va más allá de construir una coalición política que permita ganar las elecciones. Tiene también que ver con asegurar una intermediación efectiva de intereses y fuerzas sociales entre elecciones. Esto requiere realizar un diagnóstico certero acerca de cuáles son los intereses y fuerzas políticas presentes en nuestra sociedad. Este desafío no es menor ya que la gobernabilidad es producida a través de un proceso interactivo en el que las ideas y voluntades de los actores son constantemente redefinidas. De hecho, desde el año 2011 la movilización social en Chile ha contribuido a redefinir los intereses colectivos, empujando la agenda de políticas públicas e inspirando la conformación de nuevas alianzas políticas.
‘Chile cambió’. Esta frase tan repetida lleva por lo general implícita la idea de que existe actualmente una ciudadanía más exigente y que nuestro sistema político está desgastado. Pero como señalaba recientemente el ex Ministro de Energía Máximo Pacheco en un foro sobre participación ciudadana organizado por Espacio Público, no solo los políticos deben responder a estos nuevos tiempos. También el sector empresarial debe adaptarse. Los debates pre-legislativos en temas de energía pero también en tantos otros, deben contar con participación de todos los actores involucrados. Como demuestra la experiencia de la conformación de la agenda energética 2050, solo así es posible destrabar la discusión en temas claves para el país y asegurar la sustentabilidad de las políticas públicas. De esta manera, la elaboración y sustentabilidad de las políticas públicas no son un tema meramente técnico, sino que también político. Sin la capacidad de generar condiciones políticas para que las propuestas de reforma sean consideradas como legítimas por una parte importante de la ciudadanía, es muy difícil que la próxima presidente o el próximo presidente pueda gobernar de forma efectiva.
La gobernabilidad, referida tanto a ámbitos específicos de política pública como a asegurar el bienestar general de nuestra democracia proveyendo canales institucionales para el procesamiento de intereses, debiese entonces ser un tema clave de las próximas elecciones presidenciales. Esto es más necesario aun porque el próximo parlamento será escogido con un nuevo sistema electoral, el cual dará mayor representación a una diversidad de fuerzas políticas. ¿Cuáles son el diagnóstico y propuestas del amplio abanico de pre-candidatos presidenciales al respecto? ¿Cuáles son sus posturas frente a las propuestas que se han ofrecido en esta materia, tanto desde el Consejo Nacional de Participación Ciudadana como de la sistematización de los diálogos constitucionales a los que convocó el Gobierno de Chile durante el año 2016?
Como señalaba Robert Dahl, las democracias son un norte que nunca es plenamente alcanzado. Siempre están en proceso de construcción. En este sentido, no nos debería alarmar que también nuestra democracia requiere de ciertos ajustes. Permanecer ciego a esto, sin embargo, sí que plantea un importante desafío a la gobernabilidad de nuestro país. Es de esperar que el próximo presidente o presidenta esté a la altura de este desafío.