Este año se estrena la Ley de Cuotas en la elección de parlamentarios, lo que implica que en cada lista debe haber al menos un 40% de candidatas mujeres. Los partidos hasta último momento manifestaron la dificultad de encontrar candidatas para poder cumplir con esta obligación legal, sin embargo, finalmente se logró llegar a esta cifra. El objetivo es dejar de estar entre los números más bajos de la región respecto a la participación femenina en el Congreso y tener una representación más acorde con la realidad nacional.
Por esto, desde Espacio Público y con el apoyo de la Embajada de Canadá, en esta versión de nuestra plataforma www.lupaelectoral.cl, quisimos realizar un análisis sobre si el financiamiento total y, especialmente el de partidos, se condice con la Ley de Cuotas. Es decir, si las mujeres cuentan con financiamiento equivalente a los de sus compañeros hombres para competir en una cancha pareja.
De las cifras publicadas hasta el momento por el Servel la conclusión es que la cancha está más bien dispareja. Los candidatos hombres reciben prácticamente el doble de financiamiento total que una candidata mujer (1.7 veces más tanto en el caso de los candidatos a diputados como de los que postulan al Senado). En el caso de la Cámara Baja el acceso al crédito de las candidatas mujeres es notoriamente inferior que el de los hombres, que obtienen 4 veces más recursos que éstas. Por otra parte, los partidos dan aproximadamente 1.5 más recursos en promedio a un candidato hombre que a una mujer, brecha que, afortunadamente, ha ido disminuyendo con el correr de la campaña. Finalmente del financiamiento total los candidatos hombres reciben aproximadamente un poco más del 70% y las candidatas mujeres poco menos del 30%.
Si bien aún queda un mes de campaña y habrá que ir viendo cómo evolucionan estas cifras, por el momento se puede concluir que la Ley de Cuotas no va acompañada de un esfuerzo para que las candidatas mujeres puedan darse a conocer y competir en igualdad de condiciones que sus pares hombres. Esperemos que esto decaiga con el tiempo que queda de campaña electoral y que el género no sea una determinante para que cualquier candidato reciba recursos para participar efectivamente en la contienda electoral.