El término de año suele llevarnos a definir propósitos y revisar aprendizajes. En nuestro país ha sido un año con profundos desafíos políticos, sociales y económicos. Un año marcado por el inicio del nuevo gobierno, el trabajo de la Convención Constitucional y, en septiembre, por el rechazo en el plebiscito de salida a la propuesta de nueva constitución, que cambió radicalmente el escenario político.

Paralelamente, los desafíos en seguridad pública se tomaron con fuerza la agenda y, por su parte, la inflación, que a noviembre implicó un alza de 27% anual en la canasta básica de alimentos, afectó especialmente a los hogares más vulnerables. Así, en 2022 el país ha debido enfrentar un proceso de normalización de los desequilibrios macroeconómicos acumulados en 2021, en los que incidieron los retiros de fondos.
Al mismo tiempo, hubo avancespositivos que permiten confiar en las capacidades colectivas del país. El acuerdo sobre un nuevo proceso constitucional, alcanzado en diciembre, mostró compromiso con el diálogo y la vía institucional. Por su parte, los procesos de ajuste monetario y fiscal han sido fundamentales para retomar el equilibrio necesario para un crecimiento sostenible. Asimismo, el trabajo impulsado desde el Ejecutivo para construir un acuerdo sobre seguridad pública debiera facilitar esa agenda.
Mirando hacia 2023, un primer propósito que deseo para el país es el cuidado y éxito del nuevo proceso constituyente. Esto será especialmente relevante para fortalecer el sistema político, la gobernabilidad del país y los incentivos para construir acuerdos y respuestas efectivas a las demandas de la ciudadanía. Su éxito sería también un paso sustantivo para recomponer la fractura de confianza que afecta a nuestras instituciones.

Acordar la reforma tributaria es otro propósito relevante para poder abordar los retos en políticas públicas. A su vez, completar el ajuste macroeconómico, que implica, por cierto, que no se reactiven los retiros previsionales, sería la base para que se despliegue una estrategia de crecimiento inclusivo y sostenible que impulse la productividad.

Un amplio acuerdo en la reforma de pensiones, confrontando ideas constructivamente y evitando discusiones de corto plazo, sería el tercer propósito. Por último, la implementación de un acuerdo en seguridad pública con mirada de Estado será esencial.
Aunque el riesgo de incluir propósitos que no se alcancen a cumplir es grande, es difícil evitar mencionar la importancia de tener avances en temas como la sala cuna universal, los cimientos de un sistema de cuidados, el sistema de capacitación e iniciar las discusiones en salud. Que sea un año en que podamos comprometernos como país con las prioridades que manifestemos y que la suma de las voluntades las haga posibles.