Se cumplió un año desde que se presentara públicamente el Acuerdo Nacional por la Seguridad Pública. Me temo que las buenas intenciones que orientaron este trabajo se han ido perdiendo en el tiempo.
El Acuerdo planteó modificaciones estructurales de nuestra institucionalidad, con centro en las policías, para mejorar la capacidad de respuesta estatal frente a la delincuencia. A la fecha, las propuestas han orientado cambios administrativos en Carabineros (cuyo foco ha sido el aumento de control interno a nivel financiero) y han inspirado un proyecto de ley, en actual tramitación, destinado a mejorar gestión institucional y fortalecer la probidad de las policías. A pesar de estos avances, algunas de las reformas más de fondo, por ejemplo, las referidas a ingresos y formación policial, todavía están pendientes.
Esto, sin considerar que los debates más estructurales sobre nuestra actual configuración policial ni siquiera se han planteado. Más allá de esto, observo con preocupación que en el último semestre la agenda del gobierno ha girado y ha puesto excesivo foco en medidas parciales de muy dudosa fundamentación técnica e impacto (por ejemplo, el proyecto destinado a la ampliación de controles de identidad), que han copado el debate y esfuerzos políticos. Ello, en desmedro de las cuestiones más estructurales, sin las cuales no es posible esperar cambios relevantes. Por ejemplo, todavía no se ha presentado la Política Nacional de Seguridad Pública Interior, y las evaluaciones de políticas ya implementadas basadas en evidencia sólida escasean.
Lamentablemente, esto parece la constante en el sector desde hace años. Las medidas de fondo se postergan por políticas parciales, efectistas, pero con pocas posibilidades de producir cambios con permanencia en el tiempo. La paradoja es que la mayor preocupación de la ciudadanía en esta área parece empujar a las autoridades a respuestas con poco fondo técnico y menos soporte en evidencia, pero que generan la ilusión de que algo se hace. Esperemos que este ‘aniversario’ del Acuerdo nos permita retomar el rumbo perdido.