¿Cuándo volveremos a nuestro modo de vida anterior a la pandemia? Esa es la pregunta que se hace la mayoría con el inicio de la vacunación masiva hoy. Si bien el hecho de contar con diversas vacunas desarrolladas en un periodo tan corto es una gran noticia y llamamos a todos a vacunarse lo antes posible, igualmente enfrentamos importantes grados de incertidumbre para los meses que vienen. En primer lugar, las estimaciones de la eficacia de las vacunas aprobadas hasta ahora varían entre 50% y 95% para el virus «tradicional».
Si vacunáramos a la mayoría de los chilenos con vacunas en valores bajos de ese rango, se salvarían muchas vidas, pero aún así es posible que no alcancemos la ansiada inmunidad de rebaño (esto es, la protección de aquellos que no son inmunes debido a que se corta la cadena de transmisión viral). Un segundo elemento es que la disponibilidad de vacunas no está asegurada. Tenemos un número suficiente de vacunas para dar inicio a la vacunación masiva, pero no tenemos la seguridad de que las vacunas comprometidas llegarán con la rapidez deseada. Otro elemento a considerar es que todavía no existe evidencia concluyente de que una persona vacunada no transmita el virus a otros, a pesar de no desarrollar la enfermedad. Tampoco sabemos cuánto tiempo va a durar la inmunidad inducida por las vacunas, punto relevante que está siendo monitoreado de cerca por científicos, ni la eficacia de las vacunas en algunos grupos específicos.
Pero el mayor desafío lo constituyen las nuevas variantes del virus. Todos los virus mutan de manera natural. A veces estas mutaciones dan suficiente ventaja a una variante y esta se vuelve dominante. La evidencia hasta ahora sugiere que es altamente probable que las variantes que han surgido recientemente sean más transmisibles —volviendo aún mayor el porcentaje de gente inmunizada necesario para alcanzar la inmunidad de rebaño—, y también hay indicios preliminares de que podrían ser más letales. El desarrollo de la capacidad de monitorear la evolución de estas variantes en el país es, por lo tanto, un nuevo reto para el gobierno. Aún existe debate en la comunidad científica respecto del efecto de las nuevas variantes en la eficacia de las vacunas.
Sin embargo, tanto Pfizer como Moderna anunciaron que realizarían retoques a sus vacunas para apuntar mejor contra las variantes identificadas en Sudáfrica y Brasil. Es incluso posible que las vacunas tengan que actualizarse periódicamente, como las vacunas para la influenza. Y es necesario además que se vacune masivamente no solo en Chile, sino en el mundo entero. Como han advertido varios expertos, incluyendo el director de la OMS, si hay grandes poblaciones sin vacunar donde el virus continúe reproduciéndose, es posible que surjan nuevas variantes para las cuales las vacunas no sean efectivas.
En los meses que vienen iremos despejando poco a poco las interrogantes anteriores, observando cuándo y cuánto caen los nuevos casos, las hospitalizaciones, la demanda por camas UCI y los decesos por covid-19. Mientras tanto, y volviendo a la pregunta inicial, solo resta decir que el tiempo que habremos de continuar viviendo en modo pandemia será más largo de lo que nuestro agotamiento quisiera.