“¿Cómo generamos políticas públicas que fomenten la innovación y ayuden a las tecnologías a prosperar y, al mismo tiempo, protegemos los derechos humanos y la privacidad?”, con esta reflexión la ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Aisén Etcheverry, dio inicio a su exposición en el foro “¿Qué nos depara la inteligencia artificial? Sus múltiples desafíos en distintas dimensiones”, organizado por Espacio Público y Núcleo Milenio sobre la Evolución del Trabajo. 

Paula Benavides, presidenta ejecutiva de Espacio Público, fue la encargada de dar la bienvenida y presentar la exposición de la secretaria de Estado, quien abordó la estrategia que está desarrollando el Ejecutivo sobre la inteligencia artificial (IA). “Hemos estructurado la conversación entre certezas y desafíos con las que podemos abordar este tema que es extremadamente complejo. Las certezas son importantes de destacar porque responden a políticas públicas de largo aliento, que se pueden trazar desde los inicios de Conicyt”, explicó. Respecto a la regulación en la materia, Etcheverry indicó que “estamos caminando a la idea de pensar en la IA cómo una herramienta. Pero las leyes deben hacerse cargo de lo que estas tecnologías vienen a mover. Incorporarlas no cambia el pacto social”. 

Luego de la presentación de la ministra, se dio paso a un panel de conversación moderado por Alejandro Barros, director de Espacio Público, e integrado por expertas en la materia, quienes abordaron distintas aristas del impacto de la IA en nuestra sociedad. Danielle Zaror, investigadora del Centro de Estudios en Derecho Informático, compartió su visión respecto a la modernización del Estado y los desafíos regulatorios, señalando que “la modernización es un trabajo permanente y el problema es que aparece en el Estado como un hito que pasa y luego desaparece y empieza a decaer”. En esa línea, aseguró que, por ejemplo, “en el Congreso no se han abierto las puertas al uso de herramientas tecnológicas para facilitar su gestión”. 

Posteriormente, Angélica Bulnes, periodista y panelista de Tele13 Radio, se refirió a los desafíos que plantea la IA en las democracias y los efectos de la desinformación: “el auge de la IA plantea muchas posibilidades pero también muchos dilemas sobre los derechos de autor o el plagio. Puede ser un paso más en la carrera de la desinformación que afecta nuestra percepción”, sostuvo. A su juicio, más allá de casos individuales, lo más complejo del fenómeno de la desinformación “es el manto de sospecha que se levanta sobre todo. Cuando la desinformación campea por todas partes, saber qué es verdad y qué mentira se vuelve muy difícil de discriminar”.

Respecto al vínculo entre inteligencia artificial y evolución del trabajo, Jeanne Lafortune, profesora titular del Instituto de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile y directora del Núcleo Milenio sobre la Evolución del Trabajo, explicó que “la IA por primera vez se relaciona con gente bien calificada, pues realiza tareas distintas a las que puede hacer un robot”. En esa línea, advirtió que en Chile aún “no se han incorporado todas las tecnologías de la revolución robótica, es decir, puede haber un doble golpe a los trabajadores más y menos capacitados. Eso lo hace diferente a las revoluciones pasadas”. 

Finalmente, Mariana Bargsted, directora alterna del Núcleo Milenio sobre la Evolución del Trabajo, abordó las implicancias en materia de salud mental, argumentando que “no somos conscientes que muchas veces ya interactuamos con la IA y la dejamos que tome decisiones importantes en nuestra vida: nos dice con quién salir cuando usamos Tinder o a dónde ir cuando usamos Waze”. A esto agregó que “en la medida que dejamos de hacer cosas y usamos Chat GPT, perderemos habilidades cognitivas”. 

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