El Banco Central nos informó que el año 2023 el PIB de Chile no cayó, sino que creció en 0,2% respecto de la cifra actualizada del año anterior. Y eso a pesar de que se contaron tres días hábiles menos. Me quiero detener en este último punto. Porque este 2023 en Chile pasó algo que usualmente no es tan grande, pero que fuimos presentando en varios seminarios técnicos durante el año. Para tener una idea, tres días hábiles menos es cerca de 1,2% de menos días oficiales trabajados, al menos en la definición formal – sin contar “sándwiches” y similares. Si el efecto en el PIB fuera proporcional, uno por uno, entonces sería un efecto brutalmente enorme. Por cierto hay muchísimas razones para que el efecto sea bastante menos que ese proporcional 1,2%. Por ejemplo porque hay importantes faenas que siguen operando esos días feriados, porque se adelanta o atrasa trabajo, o porque ciertas actividades también tienen un alza en los feriados —tal como el turismo. ¿Pero cuánto menos es el efecto? Corregir por ese efecto nos ayuda a entender a cuánto se está moviendo la economía subyacente, dado que todos los años no se trabaja lo mismo.

Con Lucas Rosso —actualmente cursando el PhD en Columbia en Nueva York— estimamos que en los países del mundo cada día hábil extra representa cerca de 0,1% de crecimiento transitorio anual. No es tanto, pero si uno considera este 2023 en Chile, eso podría llegar a ser 0,3% de crecimiento adicional —por sobre la cifra anual— si hacemos el ejercicio de “limpiar” los días hábiles menos que tuvimos el año pasado. Para ponerlo en términos más dramáticos, antes de la corrección que mostró esta semana el Banco Central para las cifras de PIB anteriores, este 0,3% podría haber significado la diferencia entre un crecimiento negativo y uno positivo en 2023 para Chile.

¿Cómo calculamos ese 0,1% por cada día hábil? En general, en economía es difícil saber qué es una causa y cuál es el efecto, porque muchas cosas pasan al mismo tiempo y porque las economías funcionan con expectativas. Además hay otros efectos de tendencia. Por ejemplo, a medida que los países se vuelven más ricos, entonces pueden tomarse menos días hábiles al año. Por eso uno no puede llegar y agarrar esos datos de PIB y de feriados de tendencia para tratar de medir cuánto más ayuda un día hábil al PIB. Para poder aislar varios de esos efectos de tendencia, y centrarnos en el ciclo, usamos la variación de feriados que —por calendario— terminan cayendo un fin de semana y por eso “se pierde” el feriado, o al año siguiente se gana. Son variaciones transitorias, casi aleatorias, que nos sirven para medir.

Nosotros no pretendemos cambiar las cuentas nacionales, sino que solo recalcar que los efectos calendarios anuales puedan ser más grandes de lo que a veces vemos. Eso nos ayuda a entender las variaciones de la economía subyacente, limpia de efectos estacionales anuales. Ese termómetro también les sirve a las empresas para sus estimaciones. Aclaramos que nuestro método es distinto al de uso oficial. Por ejemplo, con su metodología, el Banco Central de Chile estimó que los tres días hábiles menos de 2023 significaron una caída de 0,1% en total en el desestacionalizado. O sea que la economía subyacente habría crecido una décima más. En contraste, nuestras estimaciones —hechas con promedios de efectos mundiales- fueron de un efecto tres veces más grande, sugiriendo noticias algo mejores para el PIB de Chile.

Por cierto la discusión más importante en Chile de hoy no es de decimales transitorios, sino de generar un ambiente de inversión para crecer más puntos de tendencia. Sin embargo, corregir por ciertos contextos transitorios nos ayuda a interpretar mejor las fluctuaciones.