Alarma y rechazo ha causado entre muchos arquitectos chilenos, en ámbitos profesionales y académicos, un pretendido decreto del Ministerio de Vivienda y Urbanismo que modifica la ordenanza vigente sobre el acondicionamiento térmico de las viviendas. Dicho decreto, ya vigente en algunas regiones del país, obliga a limitar el número y tamaño de las ventanas que se pueden diseñar en las fachadas de los edificios, según sus orientaciones solares. Es, en efecto, un decreto que limita la libertad creativa.
Por supuesto que es necesario perfeccionar las normas que buscan la máxima eficiencia constructiva y energética, la mayor sostenibilidad posible en el largo plazo y los mejores índices de confort en la habitación; pero estas son precisamente las cuestiones que deben resolverse a partir de la libertad de diseño de los arquitectos, mediante el uso de las nuevas tecnologías de materiales y constructivas, que están en permanente desarrollo. En este sentido, es obvio que las normas que buscan estándares de eficiencia y habitabilidad deben ser de desempeño de los diseños, de resultados medibles en la construcción, pero por ningún motivo coercitivas de la imaginación, ingenio y conocimiento humanos, pues en ese caso solo limitan y empobrecen el desarrollo técnico y cultural del país.
La arquitectura es, entre muchas cosas, el arte de la solución, pero con una peculiaridad que la convierte en arte mayor, y es que para un problema dado, un encargo con múltiples variables ambientales, culturales y materiales, jamás existe una única solución. Todo lo contrario: las respuestas posibles son infinitas, pues son idiosincráticas; dependen de la conjunción de sensibilidades y conocimientos propios de un autor que es capaz de ofrecer una interpretación singular del problema. Esto explica, por ejemplo, que para el ejercicio de la arquitectura en el ámbito público, la institucionalidad del concurso sea tan importante.
En la arquitectura no caben las recetas. Los funcionarios públicos que hoy pretenden regular de manera administrativa, autoritaria e inflexible una disciplina fundada en la permanente investigación material, formal, técnica y conceptual, todo lo cual se traduce en esa originalidad vital que es la característica maravillosa de la arquitectura, no han tenido ni tienen suficiente experiencia en el ejercicio de la profesión, y por lo tanto ignoran sus atributos fundamentales, así como el aporte que ofrece a la sociedad y su evolución.
El llamado del gremio es claro: el decreto es un grave error.