Reforma de pensiones: ¿cómo salir del laberinto?
30 de January de 2024
Los 14 meses que pasaron desde el ingreso de la reforma a la Cámara hasta su despacho al Senado, mostraron la intensidad de los desacuerdos y la dificultad para lograr consensos en pensiones. En la práctica, desde enero de 2023, cuando fue aprobada en general en la Comisión de Trabajo, la reforma entró en un compás de espera por el debate constitucional, que demoró el avance de una reforma esperada por la ciudadanía.
En diciembre, pasado el plebiscito, el Ejecutivo ingresó una indicación sustitutiva con la fórmula del 3/2/1, que incluía medidas como sala cuna universal. Finalmente, en enero, con suma urgencia, el proyecto se votó en Sala, tras dos semanas en la Comisión de Trabajo y una en Hacienda; y con un nuevo diseño de 3/3 y compromisos sobre cortar tablas, seguro de longevidad y una nueva modalidad de pensión.
El diálogo fue débil, con una postura inflexible en la oposición y sin esfuerzos articulados en el Ejecutivo para construir acuerdos amplios. Aunque en los últimos meses el gobierno mostró flexibilidad, la estrategia de reunir votos en el margen, en una tramitación acelerada, llevó a una discusión sin consistencia y a que el proyecto se despachara sin acuerdo en sus materias centrales.
Pero la reforma sigue siendo urgente y encauzar el debate es esencial. Las pensiones son una preocupación desde hace años, por lo que la credibilidad del sistema político está en juego. Otro riesgo inminente es la posibilidad de que se renueve la discusión sobre retiros, ya que en junio se cumplirá un año desde que se rechazó la idea de legislar. Asimismo, el quórum anómalo con que se calificaron diversas normas en la Cámara es un riesgo. Por ejemplo, el autopréstamo y la separación de la industria, siendo materias de seguridad social, se votaron con quórum simple, lo que además cuestiona su iniciativa exclusiva. Así, una moción parlamentaria con mayorías circunstanciales podría aumentar el autopréstamo y comprometer la sostenibilidad del sistema de pensiones. Por último, sin acuerdos amplios corremos el riesgo de avanzar en una reforma incoherente con el objetivo de mejorar las pensiones con sostenibilidad y tener un sistema estable frente a los ciclos electorales.
El Senado ofrece una nueva oportunidad. ¿Cómo salir del laberinto? Superando la polarización y, sobre todo, reconociendo la oportunidad que aún existe. El Ejecutivo debiera replantear y acotar la discusión a partir de prioridades acordadas al más alto nivel político. El oficialismo, con realismo político, debiera apoyar avances que distarán de sus propuestas originales. La oposición, por su lado, debiera aceptar que el único camino sostenible pasa por acordar un esquema donde las distintas miradas puedan verse reflejadas. En pensiones no hay una solución única y un sistema robusto necesita consensos que reconozcan esas diferencias.