Señor Director:
Durante años la ciudadanía ha insistido en priorizar sus mayores urgencias: mejor salud y mejores pensiones. Ambas afectan especialmente a los grupos más vulnerables de nuestra sociedad, adultos mayores y personas enfermas, y en ambos casos la noción de solidaridad es una pieza clave del sistema.
En materia previsional, lo aprobado en el Congreso en enero abre flancos por las inconsistencias que se pueden producir al no haber acuerdo en los temas centrales del proyecto. Por otra parte, la discusión de la ley corta de isapres se ha polarizado, sin dejar espacio para los argumentos técnicos y jurídicos en materias centrales para una adecuada implementación de los fallos de la Corte Suprema, como ha sido el caso de la mutualización de la deuda.
Ante un eventual inmovilismo legislativo o una implementación poco efectiva de reformas tan importantes, está en juego, una vez más, la legitimidad de nuestras instituciones.
Hacemos un llamado para que las distintas fuerzas políticas alcancen un Acuerdo por la Seguridad Social, que considere la solidaridad tanto en el sistema previsional como en el de salud. En pensiones, instamos a lograr un sistema robusto que reduzca las brechas al interior y entre generaciones; y en salud, avanzar en la ley corta y en un sistema de seguro (público y privado) con compensaciones de riesgo entre los distintos afiliados. Así, la solidaridad —fundamental e inherente en cualquier sistema de seguros y un elemento central para fortalecer el pilar contributivo— nos permitiría avanzar hacia una seguridad social sostenible, tanto financiera como socialmente.
Creemos que es urgente que la clase política deje de lado algunos eslóganes y cálculos cortoplacistas que ignoran costos sistémicos y sociales, y dé espacio para incorporar elementos técnicos que pueden contribuir a lograr acuerdos que resuelvan problemas que se arrastran hace años en salud y pensiones y que no pueden seguir esperando.